Wall Street 2: El Dinero Nunca Duerme (Wall Street: Money Never Sleeps)

La original Wall Street (de 1987) me gustó por su energía y estridente crítica de los excesos personales y profesionales de los líderes financieros norteamericanos, pero confieso que nunca entendí por completo el final, aunque me lo explicaron repetidamente. Para bien o para mal, la jerga financiera de la secuela Wall Street 2: El Dinero Nunca Duerme es mucho más comprensible, pues gira en torno a la crisis económica que sufrió el mundo en el año 2008, y que sigue sintiéndose hasta este día. Mala situación para la gente normal, pero buena noticia para Oliver Stone, pues (con ayuda de los guionistas Alan Loeb y Stephen Schiff) supo integrar esa catástrofe a la trama de su película, haciéndola tan relevante y actual como lo fue la original durante el reinado de los "amos del universo".

Wall Street 2: El Dinero Nunca Duerme comienza en el año 2001, cuando Gordon Gekko (Michael Douglas) sale de la cárcel por los fraudes que cometió en la cinta previa. Pero el mundo que encuentra es distinto... la ambición del medio financiero ha salido de control, y Gekko reconoce el inminente colapso de la "burbuja" que fundamenta la economía global. Siete años después lo encontramos como autor y consejero, dando conferencias sobre su nueva filosofía, muy distinta a la que tenía veinte años atrás. En una de esas conferencias conoce a Jake Moore (Shia LaBeouf), futuro esposo de Winnie Gekko (Carey Mulligan), la hija de Gordon que ahora aborrece a su padre. Jake también es corredor de bolsa, y necesita ayuda para vengarse del siniestro Bretton James (Josh Brolin), quien causó indirectamente la bancarrota de la empresa donde trabajaba el joven. Por su parte, Gekko quiere reconciliarse con Winnie, y necesita la ayuda de Jake... y así comienza una relación en la que el veterano negociante asesora al joven emprendedor sobre las debilidades de su rival, mientras que Jake se esfuerza por lograr que Winnie perdone a su padre. Pero, como bien sabemos, en esos altos círculos financieros la lealtad es algo muy raro, y en cualquier momento podrían encontrarse traiciones, mentiras... o quizás redención.

Varias veces he mencionado mi decepción ante la obra moderna del director Oliver Stone. En sus cintas más “maduras” (traducción: blandas), como Nixon, World Trade Center y W, no encontré rastro alguno de la maniática energía y agresivo estilo que identificó sus mejores películas (en mi humilde opinión, JFK, Natural Born Killers y The Doors). Afortunadamente Wall Street 2: El Dinero Nunca Duerme nos muestra una aproximación al Stone de antaño, implacable pero preciso y perfectamente modulado, capaz de hipnotizarnos con ingeniosas escenas, y de mantenernos en suspenso con agudos diálogos llenos de significado y emoción. No quiero decir que volvió el “clásico” Oliver Stone, pero esta nueva película representa un excelente primer paso en su regreso (esperemos). De hecho, se me ocurre que nunca se fue... simplemente no había encontrado un proyecto que realmente lo entusiasmara e inspirara su extraordinaria visión.

Pero bueno… esas consideraciones quizás serán irrelevantes para el espectador casual que simplemente quiere ver una buena película. En ese aspecto, creo que Wall Street 2: El Dinero Nunca Duerme cumple su propósito gracias a su inteligente libreto y excelentes actuaciones. Michael Douglas realiza un fantástico trabajo, y aunque no se si le valga otro Óscar (como en la primera película), sin duda maneja con increíble autoridad las múltiples facetas de su personaje, de modo que nunca sabemos si su vulnerabilidad es sincera o un truco para manipular a quienes lo rodean (o ambos). Por su parte, Shia LaBeouf me cae bien, pero admito que tiende a interpretar el mismo personaje en todas sus películas (algo así como un Michael Cera ligeramente menos nerd). Por eso me sorprendió verlo actuar de verdad en este papel, manteniéndose a la altura de sus muy respetables colegas, entre los cuales encontramos al siempre brillante Frank Langella como su mentor, y al deliciosamente perverso Josh Brolin como el villano de la película... bueno, al menos uno de los villanos, pues el guión indica claramente que el colapso financiero no solo fue culpa de los "peces gordos", sino de los consumidores que los alimentamos con nuestra propia codicia.

Me abstendré de repetir el mensaje de Stone, y su indignación contra TODOS los cómplices del problema económico. Afortunadamente el ángulo moralista está bien mezclado con las vivencias de los personajes y sus intensas emociones, de modo que rara vez sentimos que nos están dando lecciones de ética o finanzas. Aunque, hablando de eso, me pareció un poco pesada la presencia de Susan Sarandon como la encarnación viviente de los especuladores de bienes raíces que influyeron en el colapso de la "burbuja". Y tampoco me dejó satisfecho el final... quizás no fue tan abierto y ambiguo como el de la primera cinta, pero lo sentí como una manipulación de Stone para buscar de un punto medio entre el obligatorio final feliz y una conclusión realista y consistente con la presente situación que vivimos. De cualquier modo puedo recomendar Wall Street 2: El Dinero Nunca Duerme, pues además de ser una sobria mirada a las causas y consecuencias de la ambición en todos sus niveles, también es una apasionante historia muy bien contada, que señala el posible regreso de uno de mis directores favoritos. Igualmente sugiero un poco de estudio previo a la película, para entender algunos de los más densos diálogos financieros y poder sacar el máximo provecho de sus ideas, no solo como herramienta didáctica, sino como entretenimiento de alta calidad, que rara vez encontramos en los cines modernos. Esa es una crisis que no se resolverá con metáforas sobre burbujas, ni con más secuelas. Pero bueno… tuvimos suerte, y esta funcionó muy bien.

Calificación: 8.5