Lo primero que destaca en Vals con Bashir es la animación empleada en su manufactura. Quizás no sea muy fluida o detallada desde el punto de vista técnico, pero cumple su función de ilustrar espléndidamente los recuerdos, pesadillas y ambigua realidad que experimentan sus protagonistas. Lo importante, sin embargo, no es la técnica usada sino las ideas que expresa la trama, mostrando el lado humano de un momento político cuya importancia histórica opaca el considerable efecto que tuvo a nivel personal en miles de individuos directa u oblicuamente relacionados con la invasión de Líbano a principios de los ochentas.
El parsimonioso y fragmentado argumento sigue las conversaciones del director Ari Folman con varias personas acerca de aquel año 1982, cuando Israel invadió Líbano como consecuencia de un atentado palestino contra varios diplomáticos europeos. Por alguna razón Folman ha olvidado ese período de su vida y ahora busca reconstruir su memoria conversando con veteranos del conflicto. Eventualmente sus recuerdos regresan, pero quizás sean más perturbadores que la ignorancia misma...
Esa simple estructura basta como excusa para ofrecernos una visión personal y emotiva de la Primera Guerra de Líbano, analizándola desde una perspectiva usualmente ignorada por los libros de historia. Más aún, el relato trasciende su entorno práctico para explorar temas casi filosóficos, como la fluida naturaleza de la memoria y su validez en el desarrollo emocional del individuo.
Por su estilo, exótica atmósfera y balance entre intenso drama e inesperado humor, Vals con Bashir podría compararse con la también excelente Persépolis. Creo que aquella cinta me gustó más, pero Vals con Bashir es mucho más ambiciosa en su forma y más reflexiva en su fondo. La brillante idea de usar animación para ilustrar un relato semi-documental podría considerarse como un truco que altera la "realidad" de las entrevistas. Sin embargo, las viñetas despiertan la imaginación del espectador, y permiten añadir significado a detalles que de otro modo hubieran pasado desapercibidos (como la casual destrucción que deja a su paso un tanque al transitar por un prosaico paisaje urbano, o el color de una golosina en el gris y verde entorno militar). Además, las abstractas y hasta infantiles imágenes hacen más accesible la narrativa, subrayando los vagos recuerdos y dudosa veracidad de la interpretación personal que los forja.
Confieso que hice "trampa" leyendo un par de artículos sobre la Primera Guerra Libanesa antes de ver Vals con Bashir. Y aunque indudablemente recomiendo esta brillante película, sugiero también familiarizarse un poco con el entorno político y social del conflicto para enriquecer la experiencia que nos ofrece. De hecho, creo que ese es su más notable atributo; sin ser una lección de historia, nos enseña mucho sobre la ambigüedad de la guerra y su imprecisa función, a diferencia de tantas otras películas ubicadas en el Medio Oriente y realizadas con mayor celo patriótico, pero menos humanidad. Vals con Bashir es una película intensa, profunda y compleja que de algún modo resulta también catártica a pesar de su sobrio tono y práctica realización. Sospecho que algunos espectadores pondrán en duda la intención del director o su agenda cultural; no obstante creo que ese es exactamente el punto de esta quimera, inspirada por la realidad pero impulsada por la imaginación... y la elusiva memoria.
Calificación: 9
"Waltz with Bashir" me pareció una película estupenda y recomendable no sólo para fans de la animación.
ResponderBorrarIgual que a tí, muchas imágenes de esta película se me quedaron en la memoria, y yo creo que esto no hubiera sido igual en una película de actores reales. (Sin mencionar el impacto adicional del final)
Si bien su trama es sórdida y violenta (Y definitivamente, NO es para niños) está narrada en uan forma bella y poética.(Aunque debo decir que la parte de la película porno me hizo reír)
Alvaro: Gracias por señalar que Vals con Bashir no es para niños. Creo que mucha gente aún tiene la creencia de que cualquier película animada es automáticamente apropiada para toda la familia. Ojalá que cintas como ésta, Persépolis y gran parte del Anime moderno establezcan de una vez por todas que la animación no está limitada a un público específico, sino que es una herramienta válida para contar todo tipo de historias. Saludos y mucha suerte!
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