sábado, 31 de marzo de 2012
Furia de Titanes 2 (Wrath of the Titans)
Bueno, pues honestamente no esperaba disfrutar tanto Furia de Titanes 2, pero debo admitir que logró todo lo que su predecesora intentó sin éxito. Hace dos años, el re-make de la semi-clásica Clash of the Titans me pareció un tedioso desfile de excesos visuales y malos personajes que no hizo honor a la original. Por eso mi expectativa sobre la secuela Furia de Titanes 2 era tan baja como podía serlo; sin embargo, bajo la dirección de Jonathan Liebesman (otra sorpresa, pues odio muchas de sus obras previas) la película regresa a la sencillez narrativa, humor mesurado y espíritu heroico del cine de aventuras ochentero, y si bien no será un "clásico contemporáneo", al menos entretiene sin insultar nuestra inteligencia (bueno, no mucho) y consigue "engancharnos" parcialmente a las emociones de los personajes, esta vez mejor definidos e interpretados por actores más cómodos en sus papeles.
Al principio de Furia de Titanes 2 encontramos al semi-dios Perseo (Sam Worthington), ahora viudo y viviendo como humilde pescador con su hijo Helios (John Bell) en un pequeño pueblo costero. Un día se aparece su padre, el mismísimo Zeus (Liam Neeson) para pedirle ayuda, pues el poder de los dioses está disminuyendo debido a que la gente ya no reza, ni cree en ellos. Perseo está de acuerdo con esa nueva mentalidad anti-religiosa y rehúsa ayudar a su padre. Pero la situación es más grave, pues los dioses debilitados ya no pueden contener a los demonios y criaturas encerrados en las profundidades del Monte Tártarus, y cuando la aldea de Perseo es atacada por una feroz quimera, se da cuenta de que tendrá que tomar nuevamente su espada mágica para luchar al lado de su padre. Entonces, con ayuda de otro renuente semi-dios llamado Agenor (Toby Kebbell) y de la reina guerrera Andrómeda (Rosamund Pike), comienzan la marcha hacia Tártarus... donde encontrarán que el problema es mucho más grande de lo que imaginaban.
El primer acierto del director Jonathan Liebesman es simplificar la trama y darnos un arco narrativo claro y comprensible, que toca las bases de las clásicas narrativas heroicas... el llamado a la acción, el reclutamiento de aliados, la ayuda sobrenatural... vamos, nada nuevo pero bien estructurado y dinámicamente dirigido. También ayuda tener un poco de humor en la historia, y no me refiero exclusivamente al "comic relief" que aportan Toby Kebbell (una especie de Russell Brand "lite") y el genial Bill Nighy (con ayuda de Bubo), sino al tono travieso que aligera un poco el "drama griego" (literalmente) sin perder la gravedad de la situación. Los efectos especiales me parecieron bastante buenos, y esta vez trabajan a favor de la historia, en vez de convertirse en aparatosas exhibiciones arbitrarias que interrumpen el hilo de la narrativa. Pero no se preocupen... sigue habiendo gran cantidad de explosiones, criaturas y épicas batallas con una escala rara vez vista en cintas de mediano presupuesto. Liebesman no solo supo corregir algunos problemas de la primera película, sino que entendió dónde debe invertirse el dinero para alcanzar máximo impacto y entretenimiento. Aunque me pesa decir que el Pegaso sigue siendo negro...
En el papel de Perseo Sam Worthington se siente un poco blando, pero creo que le sienta bien a su personaje de "semi-dios" retirado. Esta vez su motivación es mucho más tangible y real, y la relación con su padre se siente más sincera y realista (dentro de lo que cabe en la mitología griega). Hablando de lo cual, Liam Neeson sigue el consejo de su personaje y balancea mejor el poder divino de Zeus con su aspecto humano, haciéndolo menos caricaturesco que en la primera película (el libreto incluso se burla de la ahora célebre línea "Release the Kraken!"). También me gustó Rosamund Pike en el papel de Xen... perdón, Andrómeda, aunque a fin de cuentas su importancia dentro de la historia es bastante reducida, y es obvio que su auténtica función es ser una cara bonita entre tantos dioses barbones y a veces difíciles de distinguir.
Lo cual me lleva a una de mis principales quejas. La historia cumple su cometido, pero incluye algunos pasajes y personajes confusos; de hecho, me dio la impresión de que Furia de Titanes 2 fue apresuradamente re-editada para hacerla más ágil o más clara, a costa de romper el flujo entre algunas escenas. No es nada grave, y ciertamente no arruina el ya de por sí simple argumento, pero bastó para "sacarme" de la película en un par de ocasiones. Por lo demás, fue una agradable sorpresa, bastante entretenida, con fantásticos efectos especiales (la vi en versión 2D, aunque creo que en esta ocasión se justificaría el formato 3D, sobre todo por esa espectacular batalla final), y creo que puedo recomendarla siempre y cuando se tengan las mismas bajas expectativas con las que yo entré al cine. Como dije antes, Furia de Titanes 2 no se convertirá en un gran clásico, pero para ser una secuela que nadie pidió, funcionó mejor de lo que esperaba... y mucho mejor de lo que merecería su mediocre predecesora. ¡Ah! Y lo mejor es que nos deja al final con la opción de continuar la historia en cintas hechas para DVD. Hasta en eso pensaron... bien hecho, Sr. Liebesman; queda usted exonerado por la atroz Darkness Falls.
Calificación: 8.5
viernes, 30 de marzo de 2012
El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida (Dr. Seuss' The Lorax)
Nunca fui aficionado a los libros del Dr. Seuss (nombre real: Theodor Seuss Geisel), así que me tienen sin cuidado los cambios que sufrió el cuento The Lorax durante su traslado a la pantalla grande. Y asumo que fueron cambios considerables, pues a pesar de su ilustre origen, creativa mitología y personajes pesadillesc... perdón, pintorescos, la película El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida es otra ruidosa y vacía confección hiper-comercializada que utiliza su moraleja ecológica para disfrazar los mismos clichés, situaciones y personajes que infestan el cine infantil contemporáneo. En corto, la cinta nos convierte en nuevas víctimas de la penosa mentalidad "qué importa, es para niños".
La trama se desarrolla en la ciudad amurallada de Thneedville, donde los ciudadanos viven felices en un entorno artificial, hecho de plástico y bajo la estricta supervisión del sospechosamente afable Sr. O'Hare (voz de Rob Riggle). Pero la estabilidad de la comunidad está en peligro de alterarse cuando el joven Ted Wiggins (voz de Zac Efron) emprende la misión de encontrar un árbol de verdad para impresionar a su guapa vecina Audrey (voz de Taylor Swift). O'Hare se entera y quiere evitarlo, pues los árboles producen oxígeno gratuito, y podrían arruinar su negocio de venta de aire embotellado. Pero Ted no ceja en su empeño, sobre todo cuando un misterioso anciano le revela la leyenda del Lórax (voz de Danny DeVito), guardián de los árboles (o algo así). ¿Triunfará la naturaleza sobre la industria y el consumismo?
En otras palabras, El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida es un relato anti-corporativo realizado por enormes corporaciones que intentan celebrar la naturaleza con imágenes empalagosamente artificiales y sobre diseñadas (los "árboles" parecen paletas peludas, pero bueno... viva la Naturaleza, supongo). Para aderezar la lerda historia tenemos obligatorias escenas de acción que no contribuyen en nada a la trama; las típicas referencias a la cultura popular (por ejemplo, el tema de Mission: Impossible cantado por peces) y horribles números musicales que intentan desesperadamente parecer "cool" a pesar de su carencia total de energía o ingenio (me pregunto si el Dr. Seuss incluyó en su libro a un personaje rapeando mientras toca la guitarra eléctrica). Ah, y la última canción es pegajosa, pero me pareció un plagio de Hair. Curioso... himno hippie convertido en jingle comercial. Debe haber una lección en ello.
A pesar de sentirse tan falsa, supongo que el mensaje de El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida sigue siendo válido, e incluso sus pesados sermones podrían ofrecer algunas sonrisas para personas cínicas que aprecien los múltiples niveles de ironía que alcanza la película (o quizás me encontraba de malas cuando la vi, y percibí sus buenas intenciones como hipocresía... me da lo mismo). Por lo demás, la animación me pareció buena, hay muchos colores, movimiento, y suficiente "slapstick" para entretener a los niños más pequeños que aún no disciernen la diferencia entre acción e historia. Ojalá yo fuera uno de ellos, pues así me divertiría más en el cine en vez de quejarme constantemente. Entonces, mis disculpas por no compartir la "magia" del Lórax ni del Dr. Seuss; mi "niño interno" está en animación suspendida por falta de sustento, así que no puedo recomendar El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida excepto como distracción temporal para niños con padres deseosos de un momento de tranquilidad. Para el caso, mejor renten un DVD de Pixar, o dejen a los pequeños enfrente de la televisión viendo Nickelodeon durante un par de horas. Seguramente encontrarán el mismo mensaje ecológico (varias veces), la experiencia saldrá más barata, y no incrementarán su "huella de carbono" por trasladarse al cine. El Lórax lo preferiría así.
Calificación: 5
miércoles, 28 de marzo de 2012
Creature
La exhibición en cines mexicanos de mediocres películas de terror realizadas originalmente para DVD es un hecho común. Pero, curiosamente, cuando ocurre lo mismo en los Estados Unidos se crea un revuelo que polariza a los fans y divide a los medios especializados en el género. Bueno, quizás "revuelo" sea una exageración; el punto es que la cinta Creature provocó reacciones extremas y contradictorias cuando se estrenó en cines norteamericanos a mediados del año pasado. Los escritores de Fangoria se enorgullecieron de que una humilde película independiente hubiera roto el "techo de cristal" y desafiado a la burocracia de los grandes estudios para llegar a las pantallas de cine; pero sitios como Bloody Disgusting alegaron que la baja calidad y pobre argumento de la cinta debieron quedar relegados al video casero, donde no podrían causar tanto daño a la reputación de un género ya de por sí menospreciado por gran parte del público. Ahora, por fin, Creature se estrena oficialmente en DVD para que el resto del mundo pueda evaluar si se justifica tanto escándalo.
La trama no podría ser más predecible. Seis jóvenes se dirigen a la ciudad de Nueva Orleans para pasar el famoso "spring break", pero se detienen a acampar en el "bayou" de Louisiana, donde se enteran de una leyenda regional llamada Lockjaw... una especie de "sasquatch" reptiloide, mitad hombre y mitad lagarto, que acecha a sus víctimas en los alrededores del pantano. Interesados en ver a la criatura (o al menos en encontrar un lugar aislado para acampar y practicar las acostumbradas rutinas de sexo, drogas y alcohol), los jóvenes siguen las direcciones que les dieron algunos rufianes locales, y se internan entre la maleza. Pero su diversión se ve bruscamente interrumpida cuando la "leyenda" resulta ser real y muy peligrosa; entonces se dan cuenta de que será muy difícil escapar con vida.
Obviamente no podemos esperar mucho de la trama; el "origen" de Lockjaw es absolutamente ridículo; creo que hasta el cliché de "mutación radioactiva" hubiera sido más verosímil. El conflicto entre los borrachos rurales y los jóvenes citadinos no ofrece drama, y solo sirve para justificar un "twist" absurdo. Y ni siquiera hablemos de suspenso o tensión cuando ataca la criatura, pues las víctimas están claramente definidas y cometen los errores de siempre, amén de estar interpretadas por genéricos actores/modelos cuyo atractivo físico parece inversamente proporcional a su talento (aunque respeto su valor para participar en una cinta con tantos desnudos gratuitos). Pero bueno, muchas de estas películas se salvan por sus efectos especiales o por su sentido del humor, ¿cierto? Ojalá fuera así; lamentablemente Creature toma con demasiada seriedad su torpe premisa, y al mismo tiempo es sorprendentemente modesta en lo que se refiere al "gore", pues aunque vemos algunas heridas, extremidades amputadas y restos sangrientos, casi todo ocurre fuera de cámara, e incluso así los efectos se ven falsos y "plasticosos". El monstruo Lockjaw, realizado con un tradicional traje de látex, no tiene personalidad ni resulta particularmente terrorífico, aunque aplaudo la decisión de mantenerlo entre sombras y fuera de foco la mayor parte del tiempo, para preservar su misterio... y evitar las risas.
A fin de cuentas, comprendo la controversia que provocó Creature. Sería mala como cinta directa a DVD, y es probable que su estreno en cines haya causado más daño que beneficio para el género de terror. Por otro lado, hay peores películas que también gozaron ese privilegio, así que tampoco merece cargar con la culpa de obras como When a Stranger Calls, Black Christmas o Dreamcatcher, que parecían películas "de verdad", con actores famosos y temas de moda, aunque sus resultados fueron igualmente malos y frustrantes. Entonces, si quieren ver mejores películas de "horror pantanoso" definitivamente Hatchet y su secuela se ganan la obvia recomendación; para disfrutar auténtico ingenio aplicado a la fórmula "jóvenes contra asesinos rurales" la mejor es sin duda Tucker & Dale Vs. Evil; y en lo que respecta a terror cripto-zoológico, es más difícil encontrar buenas alternativas, aunque The Beast of Bray Road, Abominable y The Wild Man of the Navidad podrían funcionar por contar con los elementos necesarios para trabajar en este humilde sub-género: abundante sangre y un poco de suspenso. Y en lo que a mí respecta, seguiré quejándome cuando se estrenen similares películas en México, pero al menos sabré que (como decía mi abuelo), "en todos lados se cuecen habas".
Calificación: 5
lunes, 26 de marzo de 2012
Never Sleep Again: The Elm Street Legacy
Independientemente de su calidad, no se puede negar la importancia que A Nightmare on Elm Street y sus secuelas tuvieron en la cultura popular y en el género de terror de las pasadas tres décadas. El documental Never Sleep Again: The Elm Street Legacy examina este fenómeno con un nivel de detalle sorprendente (algunos dirían "excesivo"), por medio de entrevistas con el talento que trabajó frente y detrás de las cámaras en las ocho películas de la saga (incluyendo Freddy Vs. Jason) y en la serie de televisión Freddy's Nightmares. La cantidad de información es abrumadora, por lo que conviene saborear este documental de cuatro horas en pequeñas sesiones para no extraviarnos en la avalancha de actores, productores, directores y técnicos de efectos especiales que nos cuentan sus experiencias mientras daban vida a las "aventuras" de Freddy Krueger.
Entre ellos naturalmente tenemos a Wes Craven, quien se inspiró en una tenebrosa situación real para escribir la película original; a Heather Langenkamp, la inolvidable "Nancy" que sería una de las "chicas finales" más memorables de los ochentas (y que, por cierto, sirve también como narradora del documental); a Robert Englund, aquel actor de blanda e inofensiva apariencia que sorprendió a todo el mundo con su interpretación del asesino de niños convertido en ícono "pop"; a escritores consagrados como David J. Schow y John Skipp (de Skipp & Spector), dando su perspectiva como expertos en terror y fundadores del "splatterpunk", la corriente literaria que definitivamente influyó en el éxito de la serie; y a los directores de todas las películas, recordando los buenos y malos momentos de sus respectivas filmaciones. Afortunadamente el tiempo sanó las heridas emocionales (y rencores laborales) provocadas por la presión hacer películas con poco dinero y mucha prisa, de modo que los implicados pueden afrontar abiertamente (y con bastante humor) los grandes errores de sus respectivas películas, así como los más negros momentos que sufrieron, incluyendo algunos peligrosos accidentes durante la creación de los elaborados efectos especiales; por no mencionar las aparentemente constantes peleas entre los directores y el productor Robert Shaye, fundador de New Line Cinema y principal beneficiado por el éxito económico de la franquicia.
Lamentablemente brillan por su ausencia los más famosos nombres asociados con la saga de Elm Street, como Johnny Depp ("Glen" en la primera A Nightmare on Elm Street), Patricia Arquette (“Kristen” en la tercera parte, Dream Warriors) y Brad Pitt (quien tuvo uno de sus primeros trabajos en la serie televisiva Freddy's Nightmares). Pero bueno... será mejor darles el beneficio de la duda y suponer que no participaron por culpa de sus ocupados calendarios, y no porque se avergüencen de haber contribuido a esta popular pero a veces menospreciada franquicia. Como sea, las cuatro horas de contenido bastan y sobran para saciar al más ferviente fan de Kruger, pues Never Sleep Again: The Elm Street Legacy no solo ofrece anécdotas e información "detrás de las cámaras" sobre las ocho películas (y serie televisiva), sino que examina la influencia de la saga en la cultura popular, e incluso en la industria cinematográfica. Por ejemplo, quizás suena como hipérbole de "fanboy", pero es posible que sin Freddy Kruger no existiría la trilogía de The Lord of the Rings, producida por New Line Pictures y financiada parcialmente con las casi infinitas regalías de A Nightmare on Elm Street, sus secuelas y la mercancía asociada con Kruger.
Desde el punto de vista técnico, Never Sleep Again: The Elm Street Legacy es básicamente una colección de "cabezas parlantes", y no difiere mucho (excepto en duración) de los documentales que podríamos ver como material extra en un DVD. Sin embargo los directores Daniel Farrands y Andrew Kasch se esfuerzan por darle identidad propia con ayuda de una banda sonora compuesta por Sean Schafer para emular las sombrías notas originales de Charles Bernstein; y con simpáticos créditos iniciales e interludios realizados en "stop motion" que reflejan sincero afecto por los más memorables momentos de la serie. Entonces, incluso los fans que leyeron The Nightmare Never Ends (escrito allá por 1992 sobre este mismo tema) encontrarán mucho material nuevo en este documental; aunque me decepcionó un poco que no cubriera el reciente re-make dirigido por Samuel Bayer (hubiera sido interesante escuchar la opinión de Wes Craven, Robert Shaye y Robert Englund sobre el tema). Pero para quien tenga curiosidad por las películas de Freddy Kruger o su papel en el horror contemporáneo, Never Sleep Again: The Elm Street Legacy es una fuente invaluable de información, comentarios y reflexiones sobre un auténtico fenómeno cultural que pertenece al pasado, aunque sigue moldeando el futuro. Y también resolverá la duda sobre el subtexto "gay" de A Nightmare on Elm Street Part 2: Freddy‘s Revenge. ¿Deliberado o accidental? Vean el documental y entérense (Spoiler: nadie está seguro).
Calificación: 8
sábado, 24 de marzo de 2012
Los Juegos del Hambre (The Hunger Games)
Tenía la intención de leer The Hunger Games (al menos el primer libro) antes de ver la película, pero por falta de tiempo no pude hacerlo... y ahora me alegra que así haya sido, pues si la adaptación cinematográfica Los Juegos del Hambre es fiel reflejo de su forzada narrativa y deficiente estructura, no me hubiera gustado desperdiciar muchos días en un libro igualmente frustrante. De esta manera solo gasté dos horas y media, lo cual fue más eficiente y olvidable. Habiendo dicho eso, estimo que la película está diseñada para fans de las novelas (como ocurrió con las cintas de Harry Potter), así que por favor tomen esta crítica como la reacción de un viejito amargado e ignorante de todo lo relacionado con la mitología creada por Suzanne Collins.
La trama se ubica en un nebuloso futuro (¿supongo?) donde una sociedad narcisista y totalitaria mantiene sojuzgados a varios "distritos" sumidos en hambre y pobreza, a consecuencia de una rebelión ocurrida muchos años atrás. Como recuerdo de esa rebelión, se creó un magno evento televisado llamado "los Juegos del Hambre", en los cuales pelean hasta la muerte dos niños o adolescentes de cada distrito, seleccionados al azar. Cuando la pequeña Primrose Everdeen (Willow Shields) es elegida como representante del Distrito 12, su hermana mayor Katniss (Jennifer Lawrence) se ofrece como reemplazo, para salvar la vida de la niña. Entonces, acompañada por Peeta Mellark (Josh Hutcherson), el representante masculino, Katniss enfrenta los extraños preparativos preliminares de la competencia, que incluyen un "make-over", entrenamiento de combate, y lecciones sobre los fundamentos políticos y comerciales del evento televisado. Pero la prueba máxima será cuando los veinticuatro competidores sean liberados en la boscosa "arena", y comience la batalla por sus vidas y por el honor de su distrito.
En vista de este argumento, yo esperaba una especie de Battle Royale "lite", y hasta cierto punto así fue... no hay mucha violencia, mínimo comentario social, y mucho menos interés por el destino de los combatientes. Incluso la notable actriz Jennifer Lawrence tiene dificultades para encontrar emociones en un libreto árido e inconsistente, que repite una y otra vez lo obvio, mientras ignora lo que debería explicar mejor. Los demás competidores carecen de profundidad y son simples "props" útiles para generar amenaza, simpatía o tristeza. La única excepción es Josh Hutcherson en el papel de Peeta, cuya relación con Katniss evoluciona de manera abrupta y poco creíble, pero bueno... al menos hay una sólida justificación narrativa para su romance, incluso si no se aprecia química alguna entre ellos, ni genuino afecto (¿o fue una decisión intencional para mantener ambigua la existencia de un triángulo romántico? ¡No lo sé! Quizás la novela lo explica mejor; el problema es que estoy viendo una película, no leyendo un libro). En papeles adultos de relleno tenemos a Elizabeth Banks, Lenny Kravitz y Stanley Tucci; los únicos que resaltan son Woody Harrelson, mostrando un poco de vida como el mentor de Katniss, y Donald Sutherland en el papel del Presidente Snow, perfilándose como villano más sustancial en futuras secuelas, dado que el malévolo personaje de Wes Bentley parece un cero a la izquierda en esta película, y está definido únicamente por su bizarra barba.
También tuve muchos problemas aceptando el exótico mundo futurista donde se desarrolla la historia. No me pareció creíble ni coherente, lo cual solo empeora con el abigarrado diseño de producción que parece una rebuscada mezcla de video musical ochentero y febriles fantasías de Jean Paul Gaultier. Sí, entiendo que el director trató de expresar la decadencia de una sociedad opulenta y condenada por sus excesos... pero eso no evita que los villanos provoquen más risa que temor. Y ya que estoy hablando del director, diré que Gary Ross me pareció una pésima elección para llevar a la pantalla esta historia. Con todos los millones que seguramente tuvo a su disposición, no logró evocar la atmósfera de miseria y desesperación en las escenas del Distrito 12, ni la sátira del exuberante lujo en la Capital. Su tendencia a filmar escenas con tomas cerradas y cámara en mano desperdician las actuaciones, hacen confusa la narrativa y arruinan el escaso suspenso que generan las peleas durante los "Juegos" (los últimos treinta minutos de la película deberían haber sido tensos y emocionantes, y resultan ser los más aburridos). En resumen, creo que Los Juegos del Hambre es una de las películas de alto presupuesto más planas y feas que haya visto en tiempos recientes.
Sin embargo, creo que el principal problema reside en las bases mismas de la historia. Un combate a muerte entre niños y adolescentes requiere mucho ingenio, que la escritora Suzanne Collins no usó en el libreto (Collins, al igual que sus multi-millonarias colegas Stephenie Meyer y J.K. Rowling, no teme cambiar las reglas del juego -literalmente- cuando no sabe cómo resolver los nudos del argumento), así como niveles de violencia, subversión e intensidad que simplemente no son posibles en el tímido entorno comercial del entretenimiento juvenil. Por lo tanto, Los Juegos del Hambre se ve obligada a sacrificar constantemente el realismo y la lógica para no perder la simpatía del espectador, ni la aprobación del censor. La idea tiene muchísimo potencial (como demostró la mencionada Battle Royale y su secuela)... pero cuando se siembra en el mismo infértil terreno que nos dio la saga de Twilight, podemos esperar una cosecha igualmente insípida y diluida. Lo mejor que puedo decir sobre Los Juegos del Hambre es que su final sugiere algo más interesante y provocativo en futuras secuelas; y que al menos su actriz principal es capaz de cambiar expresiones. Espero que sepan aprovechar ambos atributos en el resto de la saga. Pero, por favor, busquen a un director más adecuado para el material.
Calificación: 6.5
viernes, 23 de marzo de 2012
Criaturas Ocultas (Hidden 3D)
No puedo quejarme... después de todo, sabía lo que me esperaba. A estas alturas, es bastante seguro asumir que cualquier anónima película de terror estrenada en cines de México será un irredento bodrio "indie" que por alguna turbia negociación cayó en manos de un distribuidor suficientemente valiente (o desesperado) para tratar de exprimirle un poco de dinero a costa de idiotas como yo, que pagamos por verla. Sólo para llenar espacio voy a listar algunas cintas exhibidas en los últimos doce meses que encajan en esa descripción: Grave Encounters, Exam, Underground, The Resident, Skjult, Exorcismus, Chain Letter y Psalm 21, a las cuales podemos sumar ahora Criaturas Ocultas (título original: Hidden 3D), que ni siquiera llegó con el supuesto valor agregado de estar originalmente filmada en 3D. Cierto, prefiero verla en versión "flat", pero sospecho que ni once dimensiones la rescatarían de ser la misma basura de siempre.
El argumento parece interesante al principio: la bien intencionada pero inestable Dra. Susan Karter (Dawn Ford) logró sintetizar un compuesto químico (extraído de cierto insecto venenoso) que manifiesta físicamente las adicciones en el cerebro humano, permitiendo entonces su extirpación quirúrgica para curar por completo y para siempre a los pacientes. Pero eso no es todo... la doctora también descubrió que esos "tejidos adictivos" (por llamarlos de algún modo) pueden desarrollar vida propia. Y, bueno, sobra decir que el experimento terminó en desastre. Aproximadamente veinte años después la Dra. Karter fallece, y hereda su hospital (ahora abandonado) a su hijo Brian (Sean Clement), quien prefiere rechazar todo lo relacionado con el cuestionable pasado de su madre. Sin embargo, por insistencia de su amigo Simon (Jason Blicker), Brian acepta visitar el decrépito edificio para evaluar su condición antes de venderlo. Entonces Brian, Simon, su novia Kimberly (Bjanka Murgel) y varios jóvenes más emprenden el viaje al hospital, donde los recibe la sencilla Haley (Simonetta Solder), encargada de vigilancia. Y como clásicas víctimas estúpidas, los visitantes se separan en pequeños grupos que empiezan a ser atacados por varias extrañas presencias rondando el sombrío (e interminable) sótano del inmueble. ¿Lograrán escapar con vida y descubrir el origen de la amenaza que los acecha?
La premisa inicial parece homenaje a las cintas tempranas de David Cronenberg (en particular Rabid y The Brood); desafortunadamente ahí terminan las similitudes, pues el resto de Criaturas Ocultas consiste en la tediosa fórmula de "genéricos personajes sobreactuando mientras caminan sin rumbo por los pasillos del edificio abandonado que les prestó el tío del director". Bueno, en realidad se producen tantas películas con este tema que existen varias prósperas empresas especializadas en rentar raquíticas construcciones a cineastas con limitada imaginación. Como sea, el punto es que Criaturas Ocultas solo ofrece ochenta minutos (al menos es corta) con las mismas escenas que hemos visto en incontables bodrios, así como actores libres de personalidad y talento (aunque las actrices son generosas con los escotes) y malos efectos especiales que no asustan ni sorprenden, por mucho que el director los acompañe con estridente música para hacernos brincar. La dirección es tan predecible que resulta fácil adivinar la llegada de los "sobresaltos", y desde luego sin elemento sorpresa pierden toda su fuerza. Hablando de efectos, la cinta abusa de la deformación digital de rostros, lo cual se está convirtiendo en uno de los peores clichés del horror contemporáneo. Por favor ya encuentren algo distinto para "asustarnos".
Para terminar positivamente diré que la cinematografía de Criaturas Ocultas supera el mediocre estándar establecido en cintas similares, y el simple hecho de que no pretenda ser otro "pseudo-documental" le sube al menos un punto de calificación. El edificio abandonado es ciertamente tenebroso y, además de los clásicos pasillos subterráneos, tiene algunas bizarras estructuras (adornadas con extensiones digitales) que le dan una identidad distinta a la del típico manicomio abandonado. Lástima que la historia no haya estado a la misma altura, y resulte confusa e ilógica (por no mencionar jocosamente ridícula cuando llegamos a las "sorpresivas" revelaciones finales). Perdón, creo que no fui muy positivo, pero es difícil ignorar los defectos de una película cuando no tiene suficientes atributos para llenar un simple párrafo. Entonces, sugiero no gastar dinero viendo Criaturas Ocultas en el cine, pues hay mejores obras independientes en DVD o televisión que merecen nuestro tiempo y atención. Ojalá fueran esas las que llegan a nuestros cines; pero bueno, si sigo pagando por ver estas bazofias quizás algún día encontraré algo que realmente valga la pena. Como dije, sé lo que me espera y estoy preparado para enfrentarlo; ¿qué habrá detrás de esa puerta? No me sigan; voy a explorar yo solo.
Calificación: 4
jueves, 22 de marzo de 2012
Young Adult
Allá por el año 2007 la película Juno polarizó al público, pues mientras unos odiaron sus rebuscados diálogos y dudoso mensaje, otros adoraron las excéntricas actuaciones, su distintivo sentido del humor y la ambivalencia emocional de la trama, que a pesar de sus afectaciones nunca perdió de vista la humanidad de los personajes. Yo me encuentro en el segundo grupo, y por eso esperé con gran entusiasmo Young Adult, la nueva colaboración del director Jason Reitman y la guionista Diablo Cody. Como fan de ambos, los he visto madurar en sus respectivas carreras, así que no esperaba "Juno 2", sino algo más "adulto" y significativo. Y así fue... excepto que esta vez el argumento me decepcionó un poco por su falta de impulso narrativo y su truncado final. Aún así tiene mucho que ofrecer, empezando por el excepcional trabajo de su actriz principal.
El título de Young Adult funciona en varios niveles; el más obvio se refiere al popular nicho literario dirigido a "adultos jóvenes", en el que Mavis Gary (Charlize Theron) trabaja como escritora fantasma de una popular serie de libros románticos. Mavis tiene una vida solitaria en la “gran ciudad”, y está esforzándose por terminar la última novela de la serie… pero pierde interés en el libro cuando se entera de que Buddy Slade (Patrick Wilson), su ex-novio de la preparatoria, tuvo recientemente un hijo con su esposa Beth (Elizabeth Reaser). Esto crea un conflicto emocional en la ya de por sí deprimida (y semi-alcohólica) Mavis, así que decide viajar a su terruño con la intención de "salvar" a Buddy de su "infeliz" matrimonio, y retomar la relación que interrumpieron hace veinte años. Pero cuando la protagonista llega al pequeño pueblo de Mercury se da cuenta de que la situación no es exactamente como ella imaginaba, y de que muchas cosas han cambiado desde sus años estudiantiles...
La guionista Diablo Cody asegura que Young Adult no es un relato semi-auto-biográfico, pero se siente tan intenso y personal que uno espera ver durante los créditos aquellos típicos letreros de “¿Dónde están ahora?”; por eso me desagradó que tuviera un final tan apresurado y conveniente (¿o fue una estrategia intencional?). Charlize Theron construye a lo largo de la película un personaje crudo, narcisista y desagradable, aunque obviamente vulnerable y más dañado de lo que aparenta. Su actuación es tan sincera que logra ganar la simpatía del espectador... bueno, no sé si "simpatía" sea la palabra correcta; quizás sea una mezcla de compasión y morbo lo que logra interesarnos en la patética vida de Mavis. Otro inmenso acierto fue poner al genial Patton Oswalt en el papel de Matt Freehauf, antiguo "loser" de la preparatoria que reconoce intuitivamente la desesperación de Mavis, lo cual crea una extraña conexión entre ambos y los lleva a tener interesantes conversaciones sobre sus respectivas disfunciones. Las escenas que comparten Theron y Oswalt son lo mejor de Young Adult, y me quedé con ganas de pasar más tiempo viéndolos en sus alcoholizadas reflexiones sobre Mos Eisley, figuras de acción y heridas genitales.
Desafortunadamente el ángulo "romántico" de la trama (si es que puede llamársele "romance" a la obsesión de Mavis por su ex-novio estudiantil) ocupa demasiado tiempo, y solo conduce al bizarro final que mencioné antes, suficientemente amargo para alejarse del "happy ending" hollywoodense, pero al mismo tiempo tan forzado que parece un truco para resolver la trama por el camino más simple, que ni siquiera estoy seguro cómo tomar... ¿es un final feliz, irónico o deprimente? Vale decir que solo he visto la película una vez, y quizás descubra nuevos estratos narrativos la segunda o tercera ocasión. Pero, por otro lado, no tengo mucha urgencia de re-visitarla, a diferencia de lo que me ocurrió con Juno; o, para el caso, con la excelente Up in the Air, la previa cinta de Reitman. Hablando de lo cual, su dirección sigue siendo elegante, precisa y con un sutil estilo visual que enriquece cada escena sin estorbar con adornos innecesarios. Y lo mejor es que, a pesar de su disciplina como director, nunca sacrifica la espontaneidad de las actuaciones ni el realismo de las emociones. Y, claro, pone igual atención a la banda sonora que acompaña la cinta, esta vez a cargo de Rolfe Kent y algunas notorias bandas noventeras.
Es cierto que Young Adult fue una parcial decepción, pero también me hizo reír bastante y me dejó pensando, lo cual siempre agradezco en una película. Y aunque no siento que sea lo mejor en las carreras de Diablo Cody o Jason Reitman, sirve para mostrar que no temen explorar terrenos alejados de la "zona comercial", donde no necesitan seguir los clichés de Hollywood ni sacrificar su visión personal para dejar contento al espectador. Aún con esas reservas creo que Young Adult merece una recomendación tan solo por el trabajo de Charlize Theron, Patton Oswalt y la maravillosa química que comparten como polos tan opuestos en la escala social que casi se tocan. Y para fans de los perros, les confirmo que no le pasa nada malo al gracioso Pomeranian que Mavis arrastra como "prop" durante la película entera (¿spoiler?). Entonces, me hubiera gustado que la película fuera más graciosa para poder describirla como comedia, o más trágica para clasificarla como drama; al mismo tiempo, creo que se quedará en mi memoria justamente por esa ambigüedad, y por el rechazo de las fórmulas narrativas empleadas habitualmente para dejar satisfecho al espectador. Pensándolo bien, creo que ya me dieron ganas de verla otra vez...
Calificación: 8
lunes, 19 de marzo de 2012
Esto es Guerra (This Means War)
El director Joseph McGinty (más conocido como "McG") tiene muchos (muchos, muchos) detractores, pero generalmente me gustan sus películas. No lo considero un "genio incomprendido", ni nada similar; simplemente encuentro entretenido su exuberante estilo visual y frenética energía. Hace diez años, Charlie's Angels y su secuela me parecieron divertidas parodias del moderno cine de acción, y creo que llegaron en el momento justo para satirizar el abuso de "CGI" que hoy vemos fuera de control. Terminator: Salvation me gustó por encontrar un ángulo distinto en una franquicia encasillada en una misma fórmula; y el drama deportivo We Are Marshall... meh; fue bastante olvidable, pero al menos demostró que McG podía hacer cosas que no requirieran "wire-fu" ni artes marciales.
Sin embargo, después de ver Esto es Guerra, creo que ya no es posible hacer más apologías. La trama sigue a Tuck Henson (Tom Hardy) y FDR Foster (Chris Pine), dos expertos agentes de la CIA que se enamoran simultáneamente de Lauren Scott (Reese Witherspoon), y proceden a competir por el corazón de la mujer usando sofisticadas técnicas de vigilancia remota para enterarse de sus gustos y debilidades, de modo que ambos puedan diseñar sus respectivas seducciones con todo aquello que ella encuentra atractivo. Y, claro, también se divierten saboteándose mutuamente, mientras Lauren trata de decidirse por alguno de los dos "galanes". Sin embargo las cosas se complican cuando un viejo enemigo de los agentes se da cuenta del juego y lo usa para planear su venganza...
El primer y más importante problema de Esto es Guerra es su libreto, increíblemente flojo y predecible (si no adivinan desde los primeros minutos cual de los dos agentes se quedará con la chica, necesitan ver más películas románticas)(Perdón, no debí decir eso... nadie "necesita" ver más películas románticas). No existe la menor espontaneidad en el humor, los chistes se ven venir desde lejos, y aunque los actores se esfuerzan por levantar la comedia con sus actuaciones, me temo que solo consiguen lo opuesto (aunque admito que Tom Hardy me hizo reír en un par de ocasiones, tan solo por el contraste entre sus rudos papeles previos y esta frivolidad romántica). Por su parte, Reese Witherspoon adopta su típica actitud de "chica adorable", pero se siente tan falsa y estudiada que terminó irritándome más que los antipáticos personajes masculinos. Claro, para no ofender al público feminista, el personaje de Lauren es muy competente en su trabajo y razonablemente inteligente, de modo que puede "olfatear" muchas de las trampas de sus pretendientes... pero solo cuando le conviene al libreto. El resto del tiempo es tan superficial y boba que por un momento pensé que McG estaba haciendo homenaje a las comedias de Rock Hudson y Tony Randall... pero dudo mucho que sus guionistas posean esa capacidad satírica.
La acción, por su parte, carece de suspenso o emoción; hay unas cuantas peleas, persecuciones y explosiones; pero todo es tan genérico que no me sorprendería enterarme de que el editor confundió los "reels" e incluyó en esta película escenas de Mr. and Mrs. Smith, Knight and Day, Killers, o alguna otra mediocre "comedia romántica de acción". También estuve dispuesto a imaginar que Esto es Guerra se ubica en el mismo universo surrealista de Charlie's Angels, donde el estilo prevalece sobre la narrativa, y el humor sobre la realidad; sin embargo no fue lo suficientemente divertida o ingeniosa para encajar en esa categoría. Como último recurso me puse a reflexionar que tal vez ya pasó la época de este tipo de comedias, y que ya no es posible trivializar asuntos de terrorismo mezclándolos con romance en aras del humor… pero eso sería darle demasiado crédito a Esto es Guerra, cuando no pasa de ser una caricatura trivial que nadie podría tomar en serio.
La simple verdad es que no se nota el menor esfuerzo creativo detrás de esta película, y aunque no fue exactamente aburrida, tampoco logró "engancharme" en ninguno de sus aspectos... ni en la comedia, ni en la acción, y mucho menos en el "romance". Tanto la premisa como los actores tenían mayor potencial; tal vez fue el exceso de confianza lo que arruinó Esto es Guerra, o quizás fue la falta de interés por parte del director. Como sea, después de esto no me extrañaría que McG termine en las "ligas menores" del cine directo a DVD. Sigo pensando que tiene talento como director... pero necesitará ser más selectivo con sus libretos si quiere salir del agujero profesional en el que seguramente lo dejará este chasco. Por otro lado, "Charlie's Angels 3" directa a DVD no me parece mala idea...
Calificación: 5
domingo, 18 de marzo de 2012
Proyecto X (Project X)
La "gran fiesta" es uno de los temas clásicos en la comedia juvenil, y lo han usado (en mayor o menor medida) algunas de las más icónicas cintas del género, desde sus inocentes inicios (Gidget, Beach Blanket Bingo) hasta su apogeo en los ochentas (Weird Science, Sixteen Candles) y noventas (American Pie, Can't Hardly Wait - mi favorita, por cierto). Y ahora, Proyecto X continúa la tradición, añadiendo a la receta una sensibilidad más moderna (traducción: más cruda y vulgar), junto con el estilo visual de moda: el "video casero". El resultado me pareció irregular, pero a fin de cuentas la cinta supo aprovechar el formato de cámara en mano, y me hizo reír lo suficiente para recomendarla, aunque sospecho que no toda la gente apreciará la superficialidad de los personajes ni la desfachatez del "argumento".
El título suena como "b-movie" de ciencia ficción, pero en realidad "Proyecto X" es el nombre clave de la fiesta de cumpleaños del joven Thomas (Thomas Mann), organizada por su mejor amigo Costa (Oliver Cooper) no solo para festejarlo, sino para impresionar a sus compañeros de escuela y quizás ganar un poco de popularidad. Tom está un poco preocupado por recibir a veinte o treinta personas en su casa (máximo cincuenta), pero termina aceptando porque, además de que sus padres estarán fuera de la ciudad, también quiere impresionar a cierta chica. Entonces, a través de la cámara de video del enigmático Dax (Dax Flame), vemos cómo la fiesta va creciendo hasta correr el riesgo de salirse de control. ¿Podrá Tom manejar a tantos invitados? Y, ¿funcionará el letrero de "Solo Chicas Desnudas" que Costa puso junto a la piscina?
Producida por Todd Philips (The Hangover, Due Date), Proyecto X es, para bien o para mal, una evolución natural de la comedia juvenil transformada en "reality show", dejando atrás la modestia y mensajes de la era de John Hughes, para abrazar la sensibilidad de la generación YouTube, donde nada es real a menos que sea grabado, compartido y "likeado" por todos tus amigos (y gente extraña, desde luego). Por lo tanto, no me preocupó la ausencia de personajes bien construidos, estructura lógica o narrativa formal. Esta película está más interesada en el "gag" instantáneo, en el "video-bite", y en el perverso placer voyeurístico de capturar a la gente en sus peores o mejores momentos (de preferencia peores). En otras palabras, Proyecto X es el hijo bastardo de Jackass y Can't Hardly Wait... lo cual, honestamente, es un "pedigree" lo suficientemente bueno para despertar mi interés.
Sabiendo que no puede ofrecer mucha historia, el director Nima Nourizadeh mantiene un ritmo vertiginoso (subrayado por una competente banda sonora que va desde Eminem hasta Metallica) que no deja oportunidad alguna para el aburrimiento, pues siempre está pasando algo divertido, escandaloso o absurdo frente a la cámara (el perrito rebotador fue definitivamente mi imagen favorita de la película entera). Por otro lado, Proyecto X pone a prueba nuestra tolerancia hacia los personajes soeces, habladores y antipáticos... pero si aguantamos un poco los veremos parcialmente redimidos por sus sinceras emociones y fugaces momentos de humanidad. No podría decir que las actuaciones sean "buenas", pero se sienten creíbles y naturales, y eso es todo lo que hace falta para complementar la apariencia de realidad.
Después de haber visto tantas películas pseudo-documentales de terror, fue agradable encontrar el mismo estilo aplicado a una comedia. Le sienta bastante bien, la edición es fantástica, y no sufre tanto del "síndrome de cámara omnipresente" que tiende a arruinar la credibilidad de cintas menos compatibles con la espontaneidad de esta técnica. En resumen, puedo recomendar Proyecto X, pero no como una película en el sentido tradicional de la palabra, sino como un divertido video casero demasiado bueno para ser verdad, de modo que no conviene analizarlo mucho. Lo mejor es tragar la premisa sin cuestionarla y fingir que somos parte de la experiencia. Después de todo, ¿quién quiere aprender lecciones de vida durante una fiesta? ¡Yo solo quiero divertirme! (Y ver al perrito rebotando en cámara lenta, por favor).
Calificación: 8
sábado, 17 de marzo de 2012
Shame: Deseos Culpables (Shame)
En general me desagradan los "psico-dramas" (o como quieran llamarles) donde la desenfrenada sexualidad es lo único que identifica o motiva a los personajes. Por eso cintas como Closer, Eyes Wide Shut o Exotica me parecen provocativas y bien realizadas, pero a fin de cuentas aburridas porque simplifican demasiado la complejidad de la interacción humana. Para bien o para mal esa era mi expectativa cuando entré a ver Shame: Deseos Culpables; sin embargo, para mi sorpresa, el tono de la película resultó ser más similar a Leaving Las Vegas o Requiem for a Dream, pues la sexualidad del personaje central no se presenta como excusa para crear drama romántico, sino como una poderosa adicción que controla su vida, y que no le da tanto placer como podríamos imaginar.
El mencionado protagonista es Brandon Sullivan (Michael Fassbender), exitoso profesionista trabajando en Nueva York bajo una apariencia de normalidad que oculta su implacable obsesión sexual. Durante su tiempo libre (y a veces en la oficina) Brandon ve pornografía, se masturba, contrata prostitutas, y asiste a "bares de solteros" para encontrar mujeres que satisfagan su vicio, aunque sea por una noche. No es una existencia ideal, pero el hombre parece haber encontrado un cierto balance... hasta que llega su hermana Sissy (Carey Mulligan) a vivir con él, mientras resuelve algunos problemas con su pareja. Entonces Brandon se ve obligado a ocultar la vida secreta que lleva, y conforme se eleva la angustia de no poder satisfacer su adicción, vemos cómo empieza a desmoronarse la máscara de normalidad que logró mantener durante tanto tiempo...
Bajo la dirección del hábil Steve McQueen (qué valor para no cambiar su nombre), la historia transita una irregular línea entre morbosa fascinación y sincero drama personal. El talentoso actor Michael Fassbender enfrenta con aplomo algunas escabrosas escenas, pero su mejor atributo es transmitir con un mínimo de diálogos la desesperación de no poder controlar sus instintos sexuales. Brandon no es un clásico pervertido que se regodea en fetiches sexuales; por el contrario, como en toda adicción, la satisfacción de sus impulsos ya no causa placer, sino simplemente extiende el círculo vicioso de su obsesión. Por otro lado, el director no ofrece respuestas ni soluciones fáciles... creo que McQueen prefiere que cada espectador incorpore su propia ideología a la cinta, de modo que algunos verán al protagonista como figura trágica que necesita ayuda; otros lo verán como monstruo humano que inspira asco; y (¿por qué no?) quizás haya quien lo vea como "triunfador" sexual. Desafortunadamente esa interesante imparcialidad desaparece conforme avanza la cinta, cuando McQueen se da cuenta de que necesita un final fuerte para dar sentido al viaje emocional de Brandon.
Lo cual me lleva a mi principal queja sobre Shame: Deseos Culpables... me pareció aburrida y excesivamente monótona. Fassbender es un actor tan bueno que en los primeros quince minutos logra establecer perfectamente el carácter de su personaje, el sufrimiento que le causa la adicción, y las dificultades que enfrenta conciliando su vicio con su vida profesional. De ahí en adelante, lo único que hace la película es repetir la premisa, una y otra vez, sin proponer algo más conciso o novedoso. Claro, cuando llega la hermana hay oportunidad de crear conflicto familiar y añadir perturbadores subtextos; y cuando Brandon trata de iniciar una relación "normal" con una compañera de trabajo, quizás vislumbramos un atisbo al origen de su adicción. Pero por lo demás la historia avanza a paso de tortuga hasta los múltiples finales que parecen esfuerzos de último momento para atar cabos sueltos. Y lo peor es que el director no pudo decidirse por el tipo de final que quería... ¿sería mejor un final trágico, uno irónico, o uno optimista? ¿Por qué no todos juntos? ¡Perfecto!
De cualquier modo creo que Shame: Deseos Culpables merece una recomendación por la actuación de Fassbender, por la increíble cinematografía de Sean Bobbitt, y por desafiar los simples clichés de otros "dramas sexuales" (de ninguna manera podría llamarle "thriller erótico"). Y aunque su papel sea un poco ingrato, Carey Mulligan también sorprende con una actuación muy alejada de su típica chica inocente y vulnerable; lástima que el libreto no logra darle algo mejor. En cuanto a las supuestas escenas de sexo gráfico, creo que no ameritan tanto escándalo; es obvio que los mercadólogos las mencionaron simplemente como "gancho" publicitario para llamar la atención del público. Shame: Deseos Culpables ciertamente la merece, pero no por esas razones.
Calificación: 7
viernes, 16 de marzo de 2012
Un Día Para Sobrevivir (The Grey)
El director Joe Carnahan se especializa en películas de acción altamente estilizadas (aunque de variable calidad), con desbordante actitud y una sensibilidad hiper-masculina que puede ir de la ridícula auto-parodia (The A-Team) hasta la sobria sinceridad (Narc). Un Día Para Sobrevivir se encuentra en el más solemne extremo de ese espectro, y si bien me costó trabajo tragar los más inverosímiles aspectos de su argumento, no cabe duda que el talento del cineasta para crear suspenso y orquestar escenas de acción (por no mencionar su buen gusto para el "casting"), convierten esta cinta en una emocionante experiencia, aderezada con bastante sangre, violencia y buenas actuaciones. Desafortunadamente no será muy agradable para fans de los perros (u otros cánidos).
La historia comienza en una planta petrolera en Alaska, donde el terrible clima y las duras condiciones de trabajo atraen individuos rudos que están huyendo de algo, o que no son "aptos para la sociedad", como nos informa el protagonista John Ottway (Liam Neeson) en su melancólica narración. Y son media docena de tales trabajadores, incluyendo a Ottway, quienes sobreviven un accidente aéreo que los deja varados en mitad del aterrador "desierto blanco", con pocas probabilidades de rescate... y rodeados de lobos hambrientos, organizados y sospechosamente inteligentes. Entonces, guiados por el ecuánime Ottway, los sobrevivientes comienzan la marcha hacia la civilización, luchando en el camino contra sus rencores personales, sus recuerdos y el inclemente clima. Y, claro, contra la jauría de lobos que quieren devorarlos...
La trama de Un Día Para Sobrevivir está basada en un cuento corto de Ian Mackenzie Jeffers, pero la sentí como una película de acción escrita por Jack London, aquel novelista norteamericano popular a principios del siglo veinte que pasó muchos años en "el Yukón", y que acostumbraba usar los gélidos paisajes y el cruel clima de Alaska/Canadá como metáforas de las luchas internas que cada individuo debe superar para conocerse a sí mismo, o como rito de iniciación indispensable para el hombre en busca de su potencial. Y, claro, sus obras más famosas tienen perros de trineo como protagonistas, así que no cuesta trabajo imaginar Un Día Para Sobrevivir como el equivalente humano de esas memorables novelas, que quizás romantizaban el peligro, pero no eludían las consecuencias de enfrentarlo. En otras palabras, esta es una cinta sobre supervivencia no solo física, sino espiritual, con peligros que amenazan nuestra vida y nuestra humanidad.
Claro que también es un thriller de hombres contra lobos... y en ese aspecto me pareció menos satisfactoria. Además de que no me gusta ver animales sufriendo (ni siquiera cuando son creaciones animatrónicas del genial Greg Nicotero), los lobos de Un Día Para Sobrevivir no se comportan como auténticos animales salvajes, sino como monstruos de alguna película de terror, lo cual termina restando credibilidad a los aspectos dramáticos del libreto, y disminuye la fuerza de sus elementos filosóficos (sí, filosóficos; nadie culpará a Carnahan por falta de ambición narrativa). Y aunque no hay mejor actor que Liam Neeson para interpretar el arquetipo del "guerrero-poeta", creo que su actuación se siente ocasionalmente forzada, quizás porque le faltó desarrollo a su personaje; mi teoría es que temieron perder el aura de misterio que lo hace más interesante que sus compañeros, quienes son típica carne de cañón. O, en este caso, de lobos.
Pero bueno... como dije al principio, Carnahan sabe manejar con igual destreza las escenas de acción, los tensos momentos de suspenso, y los respiros contemplativos donde los rudos héroes reflexionan sobre su mortalidad y lo que dejaron atrás. En lo que respecta al sub-género de "hombre contra la naturaleza" creo que hay películas más emocionantes (Jurassic Park), más verosímiles (Frozen) y más divertidas (Eight Legged Freaks); pero pocas aspiran a la densa narrativa y excelentes actuaciones de Un Día Para Sobrevivir, así que merece una recomendación, con la debida advertencia de que incluye algunas horribles escenas de maltrato animal simulado. Aunque, para ser justos, también hay suficiente sufrimiento humano para compensarlo, de modo que hasta los misántropos tenemos con qué entretenernos:
Calificación: 8
miércoles, 14 de marzo de 2012
Martha Marcy May Marlene
En general me gusta el cine independiente, pero no se puede negar que sus temas y argumentos tienden a caer en los mismos clichés y fórmulas del cine comercial. Solo de vez en cuando logramos encontrar una película genuinamente innovadora, cuyo argumento parece inteligente sin caer en la pretensión; y con una visión muy personal que no deja de ser accesible. Martha Marcy May Marlene es una de esas raras películas, y aunque sus múltiples niveles narrativos no serán del gusto de todos, creo que merece celebrarse por hacer algo tan singular, y además de todo por haber descubierto una notable actriz que trasciende su oficio en un perfecto papel.
Al principio de la película vemos cómo la joven Martha (Elizabeth Olsen) abandona la "comuna" donde estuvo viviendo durante dos años, y pide ayuda a su hermana mayor Lucy (Sarah Paulson), quien la acoge en su casa. Entonces, en forma de "flashbacks" vemos cómo la utópica vida en la comuna servía como pantalla de un culto fundamentado en abuso y paranoia. Y en el presente, seguimos la re-adaptación de Martha a la vida "normal", lo cual será más difícil de lo que parece debido a las secuelas psicológicas que le dejó la doctrina del culto.
Las películas sobre cultos caen por lo general en la exageración del género de terror (Children of the Corn, Thou Shalt Not Kill… Except), o en pesadas lecciones político/religiosas (Red State, Holy Smoke). Pocas veces vemos el efecto del "lavado mental" en sus miembros, y mucho menos en una manera tan intensa y personal como la muestra Martha Marcy May Marlene. Aunque la comuna a la que pertenece Martha tiene ciertas similitudes con la Charles Manson, la trama no busca denunciar el aspecto criminal de estos líderes que controlan y manipulan individuos con baja autoestima y alta sugestibilidad (casi siempre mujeres, por alguna razón). Ciertamente se toca el tema de manera tangencial, pero el punto de la película es hacernos partícipes de la disociación mental sufrida por una joven que logró escapar físicamente del culto, aunque tal vez nunca abandonará por completo las "enseñanzas" de su "maestro", para bien o para mal. El director Sean Durkin (en un impresionante debut) nos presenta los "flashbacks" de tal modo que gradualmente compartimos la confusión de Martha, pues no estamos seguros si estamos viviendo el presente o el pasado, lo cual es una apta indicación de su paranoia y fracturada percepción.
Sin embargo, lo que realmente eleva la película es la actuación de Elizabeth Olsen, engañosamente plana y simple, pero densa en los detalle en su mirada, en sus gestos y lenguaje corporal. En varias ocasiones logra ser al mismo tiempo exasperante y conmovedora por la incertidumbre con la que enfrenta hasta las más triviales situaciones domésticas o sociales; y, claro, su interacción con la gente "normal" (como su hermana y su cuñado) se presta para algunas interesantes reflexiones sobre la obsesión mercantilista de la sociedad contemporánea... un artero truco del director para subrayar el atractivo (teórico) de la vida en la "comuna". El resto del elenco es bueno, especialmente Sarah Paulson en el ingrato papel de hermana mayor con emociones contradictorias sobre la súbita entrada de Martha a su vida, otrora ordenada y sobre-planeada. Y aunque no hay mucha oportunidad de desarrollar al líder del culto, John Hawkes llama la atención por su persuasivo tono y carismática presencia, con la cual apenas logra ocultar la malicia de sus auténticas intenciones.
Por otro lado, también comprendo que algunas personas se quejen del lento ritmo que mantiene la película, así como del abrupto final que ni siquiera parece una decisión artística, sino un error que nos roba la catarsis de una resolución emocional. Yo también lo sentí así inicialmente, pero bueno... en retrospectiva quiero pensar que esa ambigüedad contribuye a la textura de la historia, y complementa la crisis de identidad que tan bien logró expresar Olsen. Entonces, para no extenderme demasiado, terminaré dándole una sólida recomendación a Martha Marcy May Marlene. Me hubiera gustado un final más definido, y sentí que algunos personajes secundarios se ven forzados a crear conflicto donde no hace falta (por ejemplo, el irritante arquitecto interpretado por Hugh Dancy). Pero como genuino cine independiente fue una experiencia audaz e innovadora que pudo salirse de control como simple thriller o película de terror; afortunadamente el director Durkin tuvo la visión de convertirla en un drama humano, y el resultado fue mucho más intenso, sincero y satisfactorio. Sé que seguiré pensando en Martha Marcy May Marlene durante varios días, mientras termino de "digerirla"; y tal vez me indigeste al final, pero al menos aprecio esta inesperada sustancia en una época de "películas chatarra" que se olvidan en cuanto llegan los créditos. Ésta se queda en la memoria, como toda buena película... o como una buena sesión de lavado cerebral.
Calificación: 9