sábado, 31 de julio de 2010

Mi Villano Favorito (Despicable Me)

Me preocupaba que no llegara a mi país la versión subtitulada de Mi Villano Favorito, pues aunque ya estoy hastiado de películas infantiles animadas, me entusiasmaba el elenco de voces originales, donde podemos encontrar muchos sólidos comediantes que quizás lograrían imprimir su personalidad e instintos humorísticos en otra blanda historia familiar. Afortunadamente así fue, aunque las voces no fue la única sorpresa que me dio la película.

El argumento se centra en un archi-villano llamado Gru (voz de Steve Carell), cuyos maquiavélicos planes siempre se ven opacados por las "hazañas" de su rival Vector (voz de Jason Segel). Entonces, para probar de una vez por todas su superioridad, Gru decide robar la
Luna misma. El primer paso del ambicioso proyecto consiste en adoptar tres adorables niñas que le ayudarán a infiltrarse en la guarida de Vector para robar cierta compleja maquinaria. El problema es que las niñas empiezan a ablandar el corazón del atormentado Gru, y eventualmente podrían descarrilar sus audaces planes al enseñarle una nueva perspectiva de la vida...

Supongo que no soy el único miembro de mi generación que está cansado del moderno entretenimiento infantil, diseñado por mercadólogos, psicólogos, abogados y pedagogos para no "traumar" o impresionar demasiado a los niños, ni dañar irremisiblemente sus frágiles mentes (al mismo tiempo preparándolos para las delicias del consumismo). Por eso aprecio los tenues esfuerzos de obras que se atreven a introducir un poco de "filo" en forma de humor negro, jocosa misantropía o incluso como simple subtexto que no será entendido por los infantes. Mi Villano Favorito no será denunciada por excesiva subversión o audacia, pero al menos añade sanas dosis de tales elementos a su previsible historia, y esos breves momentos de torcidas risas fueron lo que más disfruté, además de la simpática interpretación de Steve Carell y el resto de los actores. Por otro lado, la historia se siente demasiado floja e inflada con el acostumbrado relleno de humor "slapstick". Hay un par de escenas que funcionan bien (como cuando Gru cuelga de un techo sobre un tiburón), pero otras (los esbirros visitando una tienda de juguetes) carecen de imaginación, y su único propósito es introducir ruido y acción para amenizar los momentos más pausados del libreto.

Por lo demás, la energía de los directores Pierre Coffin y Chris Renaud mantiene las cosas en movimiento sin atropellar pequeños detalles de inusual profundidad, como la relación entre Gru y su madre, la seriedad del Dr. Nefarious (con la voz de Russell Brand, a quien por coincidencia vi este mismo fin de semana totalmente desperdiciado en El Aprendiz de Brujo) y la poco sutil sátira de un banco que financia a los archi-villanos para beneficio particular (por cierto, el banquero se parece mucho al jefe de la tira cómica Dilbert, y Gru mismo es un modelo 3D del Tío Fester en The Addams Family... ¿coincidencia?). Creo que, a fin de cuentas, Mi Villano Favorito me gustó justamente por esos pequeños rasgos, y no por su empalagosa historia principal, con adorables (irritantes) niñas que ablandan el corazón de alguien que no es realmente malo... simplemente incomprendido. Ugh. Pero bueno, por la razón que sea siento que puedo recomendar Mi Villano Favorito, con la advertencia de que sus virtudes están en los detalles y no necesariamente en sus más llamativos elementos. Definitivamente mejor que Shrek Forever After, y con el potencial de crear una franquicia más pícara y creativa.
Calificación: 8

viernes, 30 de julio de 2010

El Aprendiz de Brujo (The Sorcerer's Apprentice)

Supongo que era inevitable... otra película sobre un simpático "loser" cuya vida cambia cuando descubre que es heredero de un poderoso legado que le confiere poderes mágicos, los cuales usa para ganar confianza en sí mismo, conquistar a la chica de sus sueños y, claro, para salvar al mundo de siniestros villanos que quieren destruirlo. ¿Por qué quieren destruir el mundo? Porque son villanos. ¿Por qué son villanos? Porque quieren destruir el mundo. Esa es la máxima profundidad dramática a la que aspira El Aprendiz de Brujo, realizada por el mismo equipo creativo que nos endilgó National Treasure y su rancia secuela. ¿Hace falta decir más?

Quizás sí. El perdedor en turno es Dave (Jay Baruchel), joven estudiante que resulta ser una moderna versión del legendario
Merlín. Pero antes de convertirse en un gran mago, Dave deberá aprender bajo la tutela del enigmático Balthazar Blake (Nicolas Cage), quien lleva más de mil años esperando su llegada. Y justo a tiempo, pues el malvado brujo Horvath (Alfred Molina) escapó de su mística prisión para resucitar a la hechicera Morgana LeFay (Alice Krige), y la alianza de ambos podría desatar inimaginables catástrofes en el planeta entero. Pero más difícil aún será el reto de ganar el corazón de la guapa Becky Barnes (Teresa Palmer), a quien Dave adora desde hace más de diez años...

Además de fundamentarse superficialmente en las ricas leyendas arturianas (¡gracias, dominio público!), El Aprendiz de Brujo tiene la dudosa distinción de ser el re-make de una célebre película de Disney... o, mejor dicho, de la más famosa escena en la clásica Fantasía, donde vimos a Mickey Mouse perdiendo el control de varios implementos de limpieza por usar magia sin permiso de su maestro. Claro que en ese simpático corto no había persecuciones en automóvil, ni rock alternativo, ni referencias a Star Wars. Afortunadamente los guionistas Lawrence Konner, Mark Rosenthal, Matt Lopez, Doug Miro y Carlo Bernard (¡entre más escritores, mejor!) rescatan la situación con amplias dosis de la acostumbrada magia hollywoodense que hace todo automáticamente brillante, incluyendo el "homenaje" a la mencionada escena de Mickey Mouse, pero con Jay Baruchel como el confuso aprendiz... ¡Diversión garantizada para toda la familia! (al menos para aquellas familias que no sepan quién es Harry Potter).

Ironía aparte, El Aprendiz de Brujo es otra de esas aparatosas películas con muchos rodeos que no conducen a nada. Tras la introducción de los personajes, el guión cae en una cómoda rutina que combina las mágicas lecciones del intenso Balthazar, los tímidos avances de Dave en pos de su amada, y la puntual aparición cada diez o quince minutos del villano para generar un poco de drama... o, en otras palabras, para desatar otra exagerada secuencia de efectos especiales que nos saque del estupor producido por la previsible trama. A pesar de todo El Aprendiz de Brujo logra ser pasablemente entretenida por la sólida química entre Nicolas Cage y Jay Baruchel. Este último se está convirtiendo en una versión comercial del "indie" Michael Cera, igualmente accesible pero menos estricto respecto a la calidad de los proyectos donde participa. Por su parte, Cage nos ofrece otra visita a su repertorio de trucos (no mágicos), incluyendo la maniática energía que puede representar desequilibrio mental o simple entusiasmo por su papel. Al menos merece respeto por esa consistencia y optimismo. Finalmente, Alfred Molina tiene la desvergüenza de cobrar un cheque fácil por segunda ocasión en este verano, aprovechando su reputación para dar un poco de credibilidad artística a otra desechable película. De Toby Kebbell no hay nada que decir, pues se ve absolutamente desperdiciado en un torpe papel de "comic relief" que, ni es cómico, ni da "relief".

A pesar de no ser una buena película tengo que darle una leve recomendación a El Aprendiz de Brujo, pues me pareció un poco mejor que otras imitaciones de Harry Potter, y porque el director Jon Turteltaub no será un artista, pero sí un artesano con el suficiente talento para hilar una historia simple y encontrar el ritmo adecuado para no diluirla o complicarla demasiado. En lo que respecta al cine familiar hay mejores alternativas en cartelera (empezando por Toy Story 3); sin embargo El Aprendiz de Brujo puede ser una opción viable que no nos hará maldecir a Disney ni jalarnos el pelo con frustración, aunque no garantizo la ausencia de bostezos. Además, no quiero descartar la posibilidad de que Disney continúe la tendencia, y eventualmente haga un re-make de la escena de la estampida en El Rey León... ¡Imaginen lo que el productor Jerry Bruckheimer podría hacer con eso! Jon Turtletaub, ve preparando tu agenda.
Calificación: 6.5

miércoles, 28 de julio de 2010

Batman: Under the Red Hood

Tenía ciertas dudas sobre la película animada Batman: Under the Red Hood, pues combina dos importantes historias en la mitología de Batman. Por un lado vemos un fragmento (el fragmento más importante) de la icónica serie A Death in the Family que, en mi humilde opinión, merecía una película entera por si sola. Y llenando el resto de la trama tenemos un resumen de Under the Hood, el cual fue considerado por muchos como un monstruoso acto de "ret-con" que abarató un evento clave en la evolución de Bruce Wayne. Quizás por esos prejuicios no me gustó mucho la primera mitad de la cinta, pero conforme nos acercamos al final, el guionista Judd Winick amarra diestramente los cabos sueltos y nos lleva a una conclusión intensa y justificada, mucho mejor que la de tantas otras cintas "reales" de superhéroes.

Batman: Under the Red Hood comienza con uno de los más dolorosos pasajes en la vida de Batman (voz de Bruce Greenwood). Cinco años después lo encontramos luchando contra el misterioso Black Mask (voz de Wade Williams), quien se ha convertido en el principal "capo" del crimen organizado en Ciudad Gótica. Sin embargo el implacable Red Hood (voz de Jensen Ackles) se perfila como aspirante al trono del imperio criminal, y para lograrlo emprende una campaña sistemática de violencia y terror con el fin de sabotear los planes de Black Mask, robar sus mercancías ilegales, aterrorizar a sus esbirros y debilitar su posición hasta que renuncie... o muera a manos del joven retador. Entonces Batman, con ayuda de Nightwing (voz de Neil Patrick Harris), su antiguo Robin, se prepara para capturar a ambos villanos antes de que la rivalidad destruya la ciudad. Pero, en sus enfrentamientos con Red Hood, Batman cree reconocer ciertas características familiares... ¿será posible que bajo la máscara roja se oculte una figura de su pasado?

No se si será culpa del director Brandon Vietti o de su supervisor de animación, pero el diseño visual de Batman: Under the Red Hood me pareció muy inferior al de las recientes cintas animadas de DC Comics. Entiendo que es una producción de bajo costo, lo cual permite al personal creativo tener más control; pero aún así me desagradaron los burdos rostros de los personajes, la pobre animación y algunas mal dirigidas secuencias de acción. Afortunadamente la cinta mejora progresivamente hasta encontrar el tono adecuado, tanto narrativo como artístico. El multi-premiado Winick se encargó de escribir el libreto basándose en su propia novela gráfica, y creo que hizo un buen trabajo. Durante la primera media hora se sienten los remiendos y agujeros requeridos por la unión de dos historias no secuenciales, y que además se respaldan en veinte años de continuidad que no es viable repetir en los escasos ochenta minutos de la película; sin embargo al final se unen las piezas del rompecabezas gracias a la fantástica dinámica entre Batman y dos personajes que en muchos aspectos lo han definido a lo largo de esas décadas, y es ahí donde Winnick (y el director) nos hace olvidar las dudas iniciales, para entregarnos un clímax emocional rara vez visto en estas humildes cintas animadas directas a DVD. No quiero decir que Batman: Under the Red Hood me haya parecido mejor que las respectivas novelas gráficas en las que se inspira, pero sin duda resultó una "compresión" y re-invención mucho mejor de lo que esperaba.

Otro punto de controversia en las películas de DC Comics ha sido la inconsistencia de los actores que prestan sus voces a los personajes. Estrictamente hablando, Batman: Under the Red Hood nos ofrece un sólido desempeño de Bruce Greenwood como Batman, Neil Patrick Harris como Nightwing, Jensen Ackles como Red Hood y John Di Maggio (¡Bender!) como Joker. El problema es que el cambio constante de actores en cada película rompe la continuidad del "universo", y en algunos casos altera la personalidad de estas icónicas figuras. No soy un fanboy que exige la presencia de Kevin Conroy cada vez que Batman abre la boca; pero un poco de consistencia contribuiría a unificar el nuevo "Universo de DC", como alguna vez se logró en las series animadas Batman, Superman, Justice League y sus sucesoras. O quizás estos eclécticos cambios se deben a una decisión artística, para señalar que NO hay que esperar continuidad entre películas, pues son interpretaciones independientes de distintos equipos creativos que no desean verse limitados por lo que hagan los demás. Mis disculpas; ya empecé a racionalizar... típico fanboy.

En lo que se refiere a calidad y entretenimiento puro, creo que pondría Batman: Under the Red Hood más o menos al mismo nivel de Superman/Batman: Public Enemies y Justice League: Crisis on Two Earths, pero por encima de Wonder Woman, Gotham Knight y Green Lantern: First Flight (no incluyo Justice League: The New Frontier porque la considero en una categoría aparte). Sin duda Batman: Under the Red Hood representa una recomendable visita al pintoresco mundo de Batman, pues examina temas recurrentes en la mitología del Caballero Oscuro con una perspectiva fresca, que replantea importantes momentos de su "carrera" sin arruinar (demasiado) el legado de tantos escritores y artistas. Quizás esta modesta producción animada no deje satisfechos a los espectadores que esperan una secuela "extra-oficial" de The Dark Knight, pero también hay que admitir que ese no fue su propósito. Como he dicho antes, estas producciones de WB Animation están orientadas al lector de comics que posee los básicos conocimientos sobre el medio para apreciar detalles y referencias que pasarían desapercibidas entre el público casual. Aún así no la descartaría para quien quiera un "curso rápido" sobre la psicología de Batman, su eterna lucha contra el crimen y su rígido código moral. Aunque les diré que Red Hood terminó convenciéndome con su lógicos motivos para provocar violencia... Supongo que no soy tan disciplinado como Batman.
Calificación: 8.5

lunes, 26 de julio de 2010

Son Como Niños (Grown Ups)

Ya sé, ya sé... Fui a ver Son Como Niños voluntariamente, incluso sabiendo que se trata de otra película de Adam Sandler, a quien usualmente aborrezco. Ya sabía lo que me esperaba. Entonces, ¿de qué me quejo? Les diré: me quejo porque trato de ser tan objetivo como sea posible (aunque no siempre lo logro), y creo que cada película merece la oportunidad de ser evaluada por sus logros individuales. Claro, esa actitud está balanceada por las inevitables expectativas creadas por mis experiencias previas con un mismo actor, director o género. Entonces, aceptando que es imposible ser totalmente objetivo, al menos tengo que darle a la película la oportunidad de "defenderse", y el mejor modo es... pagar por verla. Como dicen: "el pecado lleva su penitencia". Sabias palabras.

Son Como Niños sigue las "locas" aventuras de un grupo de hombres maduros cuando se reúnen durante un fin de semana para conmemorar el fallecimiento de un entrenador que les dejó valiosas lecciones durante su época de estudiantes. Desde luego cada uno de los amigos está atravesando alguna problema particular; pero unos días de diversión con sus familias les ayudará a recordar lo que es realmente importante en la vida.

Por horrible que suene la comparación, Son Como Niños pretende ser una versión moderna de The Big Chill, pero con más chistes sobre orina y obesidad. Su ecléctico elenco incluye comediantes que difieren un poco del burdo estilo de Sandler, como Chris Rock y Colin Quinn. Mi esperanza era que su trabajo contribuiría a elevar un poco la calidad de la comedia, pero por supuesto ocurrió lo contrario... la maligna aura de Sandler infectó a todos los actores, y logró bajarlos a su mismo nivel de repetitivas gracejadas que causan más irritación que risas. Otro factor para atraer espectadores es la presencia de guapas actrices como las inverosímiles esposas e hijas de estos patanes. Ciertamente se puede apreciar la belleza física de Salma Hayek, Maria Bello y Madison Riley, pero ni las escenas en bikini sirven para compensar los múltiples momentos de pena ajena (y propia) que genera el libreto, y que casi lograron sacarme del cine.

El guión me pareció penosamente insípido y aburrido. Tenemos la obligatoria ancianita grosera, niños precoces, adultos inmaduros y un "perdedor" cuya esposa que podría ser su madre... o su abuela. Las pocas sonrisas que provoca la película vienen de fugaces momentos de improvisación o reacciones espontáneas de los actores. A fin de cuentas los instintos humorísticos de Chris Rock, David Spade y demás se filtran ocasionalmente entre las torpes escenas y nos dan un atisbo de lo que la película pudo ser en manos de un director con más iniciativa que el mercenario Dennis Dugan. De hecho, me da la impresión de que Sandler simplemente reunió a sus amigos para pasar un buen rato, filmar algunas bobadas y vendérselas a sus fans como una "película de verano". Ni siquiera se tomaron la molestia de armar una historia real, de modo que la película entera es una colección de viñetas inconexas y poco graciosas que no conducen a nada. Ah, claro... excepto a la obligatoria moraleja de que las cosas más valiosas en la vida... no, un momento... de que la amistad es lo único... no, eso tampoco. Bueno, debe haber alguna moraleja. De cualquier modo será un detalle sin importancia para los más indulgentes seguidores que han convertido a Adam Sandler en una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood. Espero sinceramente que disfruten esta película. En cuanto al resto de la gente que no comparte esa afición, asumo que tendrán mejor sentido común que yo, y sabrán evitar Son Como Niños a toda costa, a menos que decidan "darle una oportunidad". Por favor, aprendan de mis errores; al menos así servirán de algo.
Calificación: 4

sábado, 24 de julio de 2010

El Origen (Inception)

No se cómo voy a expresar las abundantes delicias y ocasionales fallas de la película El Origen sin revelar puntos importantes de su argumento. En fin… prometo hacer lo posible para no arruinar esta fantástica experiencia a quienes aún no la hayan visto. Para empezar, diré que me gustan mucho las películas del director Christopher Nolan, aunque ninguna me ha dejado cien por ciento satisfecho... desde los dudosos conceptos de ciencia ficción en The Prestige hasta la innecesaria acción en Batman Begins y el final extra-largo en The Dark Knight, siempre he sentido esa breve decepción que disminuye un poco mi entusiasmo por sus obras. Claro que no son malas... por el contrario, son tan buenas que cualquier falla se vuelve más notoria, sobre todo cuando impide que la película alcance un nivel excepcional.

Así puedo describir
El Origen: una película excepcional a la que le falta poco para alcanzar el calificativo de "clásica". La trama se centra en Cobb (Lenoardo DiCaprio) y su equipo de espías, especializados en infiltrarse en los sueños de personas importantes para robarles sus secretos. Es algo así como espionaje corporativo, pero llevado a los más profundos rincones de la mente humana. Al principio de la película encontramos al equipo enfrascado en una misión de gran dificultad, que resulta ser una prueba preparada por el multi-billonario Saito (Ken Watanabe) para medir el talento de los "ladrones de ideas", pues pretende contratarlos para un trabajo único, que no solo les dará considerables ganancias monetarias, sino que borrará ciertos cargos criminales que impiden a Cobb reunirse con su familia. El problema es que, si fallan, podrían perderlo todo.

Para empezar, me gustó mucho el elenco de El Origen. A estas alturas no hace falta repetir que Leonardo DiCaprio ha madurado lo suficiente para abordar cualquier papel con naturalidad y convicción, gracias a su habilidad para transmitir sin esfuerzo las experiencias de sus personajes... aquello que los convierte en personas con un pasado tangible y una gama emocional rica y compleja. El resto de los actores logra algo similar, y tenemos suerte de que así sea, pues los personajes están superficialmente dibujados, y por lo tanto requieren intérpretes sólidos para añadir las dimensiones que el guión se abstiene de proporcionar. Entre ellos está Joseph Gordon-Levitt como la mano derecha de Cobb, confiable pero quizás no tan experimentado; Ellen Page como la "arquitecta" de escenarios oníricos donde los espías pueden trabajar con la geografía a su favor; Tom Hardy como un hábil falsificador; y Ken Watanabe como el impasible Saito, cuyo extraño proyecto parece tener un propósito en igual medida humanitario y ultra-capitalista. También debo mencionar a Cillian Murphy como el blanco de los espías, uno de los papeles más difíciles por los saltos lógicos que debe hacer sin perder el realismo de sus reacciones o su personalidad. Al principio no lo aparenta, pero su personaje ofrece uno de los más satisfactorios arcos dramáticos de la película, a pesar de su relativamente corta participación. Otro que sale poco y me hubiera gustado ver en más escenas es el gran Michael Caine, tan cálido y estoico como siempre, aunque su papel sea casi un cameo.

Por bueno que sea el elenco, las principales virtudes (y fallas) de El Origen están en su libreto. Escrito por el mismo Christopher Nolan (con la supuesta ayuda de su hermano Jonathan), es un trabajo de inusual complejidad que obliga al espectador a poner atención, y aunque puede parecer obtuso o enmarañado, en realidad tiene una rigurosa secuencia lógica, maravillosamente estructurada con gran atención a cada detalle. Habiendo dicho eso, no puedo evitar señalar (o, mejor dicho, sugerir) la presencia de agujeros e inconsistencias que me impidieron disfrutarla por completo (aunque quizás viéndola de nuevo cambiaría de opinión - recuerden que estas son mis impresiones unas horas después de la experiencia). El problema más importante está en las escenas de acción. No me malinterpreten... son adecuadamente emocionantes y añaden suspenso para balancear los pasajes más difusos. Sin embargo introducen demasiadas reglas arbitrarias al mundo de los sueños, y hacen evidente el “rechinido” en los engranes de la narrativa, distrayendo nuestra atención y creando incógnitas que interrumpen el flujo de la historia. Para no darle demasiadas vueltas a este punto (pues necesariamente tendría que revelar elementos importantes de la trama) solo diré que las persecuciones, balaceras y explosiones se sienten insertadas a la fuerza y tienden a entorpecer una trama que parecía tan bien diseñada y fluida. Es algo similar a lo que me ocurrió con la saga de The Matrix: en un mundo artificial donde todo es posible, ¿por qué se resuelven los conflictos de manera tan mundana y prosaica?

Quizás podría escribir un par de párrafos más sobre la bizantina mitología de El Origen, o sobre las múltiples preguntas que deja sin respuesta; pero no quiero quedar como un idiota (más), ni nublar la experiencia de quien no la haya visto. Solo diré que esta historia me hubiera gustado más como un sobrio drama sin aspiraciones a "cine de verano"; simplemente un buen argumento, ingenioso y emotivo, que podría haberse ejecutado con menos fanfarria y más introspección. A pesar de todo, la impecable dirección de Christopher Nolan eleva la película sin imponer su presencia, ni abusa de trucos estilísticos que nos distraigan de los personajes o su desarrollo. Entonces, solo queda recomendar El Origen con entusiasmo, y advertir que no será un paseo fácil ni perfecto, pero digno de emprender por el tamaño de las ideas que expone y el potencial del concepto central que la impulsa. Sin duda hay películas mejores, pero pocas tan intelectualmente provocativas, de esas que se queden dando vueltas en la cabeza mucho después de que terminan. A fin de cuentas eso es lo que más aprecio en el hobby del cine... obras que trasciendan su función de entretener para hacernos pensar, abriéndonos la mente a nuevos mundos y posibilidades. No serán reales, pero por algún lugar se empieza.
Calificación: 9

viernes, 23 de julio de 2010

Fuego (The Burning Plain)

No me malinterpreten... me da gusto ver a un mexicano atravesando la barrera cultural para infiltrarse en el "star system" de Hollywood. Solo desearía que el escritor y ahora director Guillermo Arriaga encontrara una nueva manera de probar su talento. Lo ha hecho antes y quizás lo haga de nuevo, pero por lo pronto su "opera prima", titulada Fuego (admito que yo esperaba un título más ridículo en México, como "Fuego Maldito" o "La Pradera del Dolor") emplea su clásica fórmula: un trémulo drama de simple narrativa complicado innecesariamente por una estructura fragmentada para simular mayor ingenio o profundidad... exactamente igual que sus previos guiones para Amores Perros, Babel y 21 Gramos.

Para variar, la trama sigue en forma paralela las vivencias de varios personajes nebulosamente conectados. Así tenemos a Sylvi
a (Charlize Theron), solitaria administradora de un restaurante, cuya propensión al sexo casual podría ocultar alguna pena del pasado. Por otro lado tenemos a Gina (Kim Basinger), infeliz ama de casa que mantiene un tórrido e ilícito romance con Nick (Joaquim de Almeida). Y, cerca de la frontera con México, presenciamos las tribulaciones de una familia inmigrante que sufre a causa de un accidente (no, no es otro accidente automovilístico, sino la caída de un avión - ¡fiu!). De un modo u otro, la vida de todos los personajes cambiará por el incendio de la casa rodante que vemos en los primeros segundos de la película.

No estoy en contra del estilo narrativo no lineal. En muchas ocasiones da como resultado películas singulares e impactantes; pero cuando el truco parece ser un fin por sí mismo, la experiencia se convierte en una pesada marcha hasta las revelaciones finales, donde por fin se concretan las relaciones entre los personajes, y se aclaran las conexiones de causa y efecto. El problema principal de Fuego es que dichas revelaciones pueden adivinarse mucho antes de que el guión se digne confesarlas, de modo que solo nos queda presenciar escena tras escena de drama, traición y sufrimiento, esperando que llegue algo, lo que sea, que nos ayude a recuperar el interés por la pretenciosa y aburrida historia. Quizás hay un par de potentes momentos que lo logran, pero pasan rápidamente y luego tenemos que regresar al desfile de dolorosas expresiones y desgracias familiares.

Al menos puedo decir que Arriaga conjura notables actuaciones de su elenco. Las más famosas Charlize Theron y Kim Basinger hacen un notable trabajo, pero sentí más "reales" las interpretaciones del elenco secundario, desde José María Yazpik y la niña Tessa Ia, hasta la memorable participación de Joaquim de Almeida pues, a fin de cuentas, sus particulares historias me parecieron más interesantes que los telenovelescos melodramas de las ostensibles protagonistas. Para ser justos, creo que en este caso Arriaga tiene un mejor desempeño como director que como guionista, y a pesar de que me decepcionó la cinta Fuego, sin duda prestaré atención a su carrera futura, pues podría sorprendernos una vez que supere la cómoda muletilla de su fragmentado estilo. Entonces, puedo recomendar Fuego por sus actores, cinematografía y sólida dirección. La historia que cuenta es al mismo tiempo simple y complicada, y sospecho que hubiera funcionado mejor en un formato más tradicional, pues cuenta con buenos personajes y adecuado peso emocional. La culpa y la redención son temas frecuentes en la obra de Arriaga, y confío en que eventualmente se verá redimido como cineasta gracias a su obvio talento... solo espero que no tarde otros diez años para lograrlo.
Calificación: 6.5

miércoles, 21 de julio de 2010

The Runaways

A pesar de estar tan viejo, no escuché la música del grupo The Runaways sino hasta principios de los ochentas, varios años después de su disolución, cuando finalmente me di cuenta de que el rock llegaba más allá de Elvis y Los Beatles. Sin embargo, creo que no hace falta el elemento nostálgico para disfrutar la irregular pero energética cinta The Runaways, ni para apreciar la importancia histórica de este grupo musical, que rompió barreras y abrió el camino para muchas otras intérpretes femeninas que previamente no se habían atrevido a incursionar en el machista y exclusivo mundo del rock.

Antes de entrar de lleno a la carrera de
The Runaways, el argumento nos presenta una breve introducción a la infeliz vida familiar de Joan Larkin (Kristen Stewart) y Cherie Currie (Dakota Fanning), cuyos particulares gustos y personalidades dificultan su integración en los respectivos círculos sociales que frecuentan. Entonces, en un encuentro casual con el extravagante productor Kim Fowley (Michael Shannon), Joan "Jett" presenta la idea de un grupo de rock compuesto exclusivamente por mujeres. En vez de reírse (como muchos otros hubieran hecho), Fowley ve gran potencial en el concepto, y se da a la tarea de reclutar a sus integrantes, empezando por Joan como guitarrista, Sandy West (Stella Maeve) como baterista y Cherie como cantante, no necesariamente por su voz, sino por su estilo y atractivo físico. Y así comienza la breve pero intensa carrera de una banda más relevante por su identidad que por su música. Desafortunadamente, como hemos visto antes, el principal reto que las chicas enfrentan no será la aceptación del público, sino sobrevivir las trampas de la fama, los vicios y sus conflictos personales.

Independientemente de su veracidad histórica, The Runaways cumple su propósito de retratar a sus integrantes como clásicas rebeldes y "outsiders" condenadas a una vida de opresión si el destino no las hubiera ayudado a encontrar una voz común para expresar sus frustraciones. Supongo que la creación de un grupo de rock duro integrado por mujeres podría considerarse importante para el movimiento feminista de los setentas, pero la directora Floria Sigismondi (vetarana de algunos clásicos videos musicales) evita nublar el argumento con indulgentes plataformas políticas que validen su visión. Por el contrario, prefiere simplificar al máximo la narrativa y centrarse en el más crudo conflicto humano como impulso a la historia, lo cual también se refleja en el sobrio estilo visual que maneja, con una paleta de color que recuerda el cine de aquella década, pero sin agobiarnos con referencias "retro" ni distraernos con rebuscado diseño de producción. Lamentablemente la exuberante energía de la película se disipa en la ultima media hora; el ritmo pierde velocidad y tarda demasiado en llegar al obvio desenlace. Claro, no podemos culpar a la directora y guionista por ceñirse a la verdad; el problema es que existen demasiadas historias sobre artistas atormentados por el éxito que siguen el mismo arco dramático, y resulta difícil mantener el interés hasta la obligatoria conclusión.

Por el lado positivo puedo señalar la afortunada elección de Dakota Fanning para el papel de Cherie Currie, pues además de ser una buena actriz en el mismo rango de edad que tenía la cantante, logra transmitir una tímida pero potente sensualidad adolescente, y nos deja la perturbadora sensación de estar presenciando la corrupción de una chica inocente cegada por su entusiasmo e inexperiencia; sin duda The Runaways será considerada un punto decisivo en el crecimiento de Fanning como actriz. Por su parte, Kristen Stewart demuestra que puede superar (no mucho, pero suficiente) el limitado rango que ha mostrado en otras películas, ofreciéndonos una Joan Jett físicamente idéntica a la original, cuya evolución de retraída e inconforme niña hasta rebelde y explosiva mujer no solo parece creíble sino inevitable. Michael Shannon como el enigmático Kim Fowley consigue una ambivalente motivación, sugiriendo que está explotando a las chicas para beneficio personal, pero al mismo tiempo las prepara para las crueles realidades de la industria musical. El resto del grupo (y por lo tanto las actrices que las encarnan) quedan reducidas a simples extras que de vez en cuando reaccionan a las sorpresas de su nueva vida.

De hecho, esa es mi segunda gran queja sobre The Runaways. El argumento está basado en el libro Neon Angel, de Cherie Currie, y quizás eso justifica que la historia se cuente principalmente desde su punto de vista; y con Joan Jett como productora, es natural que el nudo dramático se fundamente en la volátil relación entre la cantante y la guitarrista. Sin embargo no son razones suficientes para ignorar al resto de la banda, hasta el punto de omitir sus nombres cuando llega el típico epílogo de "¿Dónde están ahora?". Cierto, Sandy West abandonó rápidamente los escenarios para dar clases de batería, y la bajista "Robin" (interpretada por la talentosa Alia Shawkat) es un personaje ficticio que combina las varias integrantes que llenaron esa posición a lo largo de los años. Sin embargo Lita Ford encontró moderado éxito como solista en los ochentas; y Micki Steele fue co-fundadora de The Bangles ¿No merecía eso una pequeña mención? Casi parece que es un insulto personal de Jett y Currie hacia sus ex-compañeras o, en el mejor de los casos, una grave omisión en lo que pretende ser la biografía de un célebre grupo musical. Y créanme que no lo digo como gran fan del grupo. No me desagrada la música de The Runaways pero, en lo que respecta a "mujeres del rock", prefiero por mucho al grupo Girlschool, The Go-Go's (en su época pseudo-punk) y Wendy O. Williams, de Plasmatics.

Entonces, me gusta mucho la idea detrás de The Runaways, las caracterizaciones de las actrices y el estilo visual de la película. Lamentablemente tiene algunos problemas que sabotean sus considerables logros, aunque sin duda merece una recomendación por el simple hecho de contar una historia legendaria en los anales del rock, y por contarla libre de artificios y forzadas emociones (como ocurre con tantas otras "bio-pics"). Dentro del subgénero de "biografía musical" (real o ficticia) The Runaways no alcanza las excelsas alturas de The Doors, The Commitments o Almost Famous, pero sin duda merece su lugar como una obra respaldada por talento y buenas intenciones que quizás compensan sus ocasionales tropiezos. Y si la película consigue que una sola niña tome una guitarra en vez de un disfraz de Princesa, habrá valido la pena.
Calificación: 7.5

lunes, 19 de julio de 2010

Cortes Rápidos

Comentarios breves sobre películas que por una u otra razón no merecieron un escrito más detallado. ¡Colecciónalos e intercámbialos con tus amigos!

Salvage


La historia de Salvage se desarrolla en un pequeño pueblo costero de Gales, a donde llega la adolescente Jodie (Linzey Cocker) para pasar unos días con su madre Beth (Neve McIntosh) en Navidad. Desafortunadamente no se llevan bien, pelean de inmediato, y Jodie se refugia en casa de unos vecinos. Pero mientras Beth trata de convencerla para que regrese, un escuadrón de soldados invade la tranquila comunidad, exigiendo a punta de rifle que todos los habitantes se encierren en sus casas. Creyendo que se trata de un ataque terrorista Beth acata las órdenes, pero cuando se desata la violencia entre sus apacibles vecinos, se vuelve evidente que está ocurriendo algo terrorífico y desconocido, quizás relacionado con las noticias sobre un contenedor marítimo que la marea arrastró a la playa local.

Me abstendré de revelar la naturaleza de la amenaza que acecha a los personajes de
Salvage. Solo diré que su económica manufactura me recordó la cinta independiente Right at Your Door, pues igualmente ubica la acción en un par de minimalistas locaciones, y fundamenta su argumento en los efectos de la paranoia sobre gente normal, aparentemente racional y tranquila. No es una fórmula nueva, pero la eficiente dirección de Lawrence Gough logra generar buenos momentos de tensión e interesantes reflexiones sobre la frágil máscara de civilización que en cualquier momento puede romperse para revelar la violenta naturaleza del hombre (o la mujer). El final no es muy satisfactorio, y me hubiera gustado que el libreto abrazara con mayor vigor sus elementos fantásticos. Sin embargo no me aburrió (mucho) y me gustó la actuación de Neve McIntosh como la tenaz madre tratando de encontrar a su hija en circunstancias desesperadas. También similar al re-make de The Crazies, pero con un presupuesto mucho, MUCHO más bajo.
Calificación: 6.5



Surviving Crooked Lake


Cuatro muchachas adolescentes y su guía (hermano de una de ellas) emprenden un alegre paseo en canoa por un remoto lago. Sin embargo el guía muere accidentalmente, y las muchachas se dan cuenta de que están extraviadas en el bosque, sin provisiones y con el peso (real y figurado) del cadáver, que algunas quieren enterrar mientras que otras pretenden llevar de regreso a la civilización. Pero, hagan lo que hagan, primero deberán combatir el miedo, el abrumador aislamiento y, sobre todo, evitar que sus diferencias y rencores obstruyan sus esfuerzos de supervivencia.

Surviving Crooked Lake
no es realmente una película de terror (como equivocadamente supuse), pero hay suficiente suspenso para darle un poco de "filo" a esta ligera cinta canadiense, sobre todo al final, cuando ciertos eventos sugieren la posibilidad de una presencia sobrenatural... o tan solo alucinaciones producidas por el hambre y el cansancio que sufren las niñas. De cualquier modo las jóvenes actrices son razonablemente creíbles, la situación se retrata de manera realista, y el drama evita caer en la exageración o en la caricatura. En otras palabras, no es "Gossip Girl en el bosque", sino una visión cruda del desmoronamiento psicológico que puede ocurrir bajo condiciones de extrema presión y angustia. Me hubiera gustado que llegara más lejos (en cualquier sentido) y que los personajes tuvieran más sustancia y estuvieran mejor definidos. Aún así pasé hora y media entretenido con Surviving Crooked Lake, aunque su ambición apenas supere la del típico producto de Hallmark o Lifetime.
Calificación: 6



The New Daughter


Kevin Costner se une al creciente número de "estrellas" trabajando en películas directas a DVD, y en el caso de The New Daughter parece bien merecida esa clasificación. La trama comienza con la llegada de John James (Kevin Costner), su hija adolescente Louisa (Ivana Baquero) y el pequeño Sam (Gattlin Griffith) a su nueva casa en las afueras de un pueblo en el boscoso sureste de los Estados Unidos. La familia se mudó para empezar una nueva vida tras el divorcio de los padres, pero las cosas no pintan bien cuando Louisa empieza a comportarse erráticamente... mucho más de lo que podría esperarse de una adolescente hormonal y voluble que aún no acepta el abandono de su madre. ¿Tendrá que ver su impredecible comportamiento con el extraño montículo donde se realizaron sangrientos rituales hace siglos? Eso es exactamente lo que John tendrá que averiguar para salvar la estabilidad (y la vida) de su familia.

Estrictamente hablando,
The New Daughter no me pareció tan mala... simplemente poco original. No me molesta que la trama sea un poco absurda, o que el final no tenga sentido; sin embargo cuesta mucho trabajo dejarse "atrapar" por la narrativa cuando la previsible estructura está repleta de escenas tan rancias como "padre preocupado buscando pistas en Internet", o "un experto nos explica mitos que resultan ser realidad"; y cómo olvidar la clásica "niña siniestra mirando fijamente a su próxima víctima". A pesar de no ofrecer sorpresa alguna, el director español Luis Berdejo obtiene una adecuada atmósfera de tensión familiar y conduce la película con moderación, dejando que el suspenso se incremente naturalmente, sin recetarnos sobresaltos baratos ni forzados efectos especiales. Por su parte, Kevin Costner toma su papel en serio, recordándonos fugazmente su talento para interpretar personas normales en situaciones críticas. De hecho su presencia es lo único que distingue The New Daughter de tantos otros "thrillers sobrenaturales" directos a DVD. No se si eso tendrá un efecto negativo para Costner y positivo para la película, pero bueno... al menos sirvió para darle un poco de muy necesitada identidad.
Calificación: 6.5

domingo, 18 de julio de 2010

El Inspector Bellamy (Bellamy)

A pesar de que me gusta el trabajo de algunos modernos directores franceses (Matthieu Kassovitz, Christophe Gans, Jean-Pierre Jeunet), nunca he sido fan de los "maestros clásicos", como Éric Rohmer, Robert Bresson y Claude Chabrol. Sin embargo, me gusta el cine policíaco francés, y por eso decidí superar mis ignorantes prejuicios para ver El Inspector Bellamy, la más reciente cinta del octogenario Chabrol, responsable de aclamadas obras como Landru, Une Affaire de Femmes y Madame Bovary (la única que había visto, si mi memoria no falla). Evidentemente no hay que esperar "cine policíaco" en la línea de Louis Leterrier o Luc Besson, sino la particular interpretación de un veterano cineasta que parece tener menos interés en el misterio del argumento, y más en las detalladas interacciones de sus personajes, que metódicamente revelan sus personalidades y auténticas motivaciones.

El mencionado misterio comienza con las vacaciones del célebre Inspector Bellamy (Gérard Depardieu), quien aborrece salir de viaje aunque su esposa Françoise (Marie Bunel) sugiere cambiar la rutina con un crucero turístico. Quizás como excusa para quedarse en casa, Bellamy acepta ayudar al desesperado Noel Gentil (Jacques Gamblin) para investigar un asesinato... que él mismo cometió. Entonces con su metódico sistema de parsimoniosas interrogaciones, Bellamy recorre el torcido camino hasta la verdad, que además del asesinato oculta un fraude de seguros, una esposa celosa, y una guapa pedicurista. Por si fuera poco, el agobiado detective también deberá lidiar con su irresponsable hermano menor, quien distrae su atención con problemas de alcoholismo y desafortunadas decisiones monetarias. Y todo lo que Bellamy quería era pasar sus vacaciones resolviendo crucigramas...

Fue un interesante contraste ver esta película el mismo fin de semana que sufrí la experiencia de Encuentro Explosivo (Knight and Day). En cierto sentido ambas pertenecen a la clasificación de "thrillers", pero no podrían ser más distintas. Encuentro Explosivo trata a sus protagonistas como "props"... mera decoración con rostros atractivos para añadir un superfluo elemento humano a las persecuciones y explosiones. Por el contrario, en El Inspector Bellamy Chabrol (gran admirador de Hitchcock) nos sumerge en la intimidad de sus personajes y parece renuente a caer en fórmulas narrativas modernas, prefiriendo un pausado ritmo que seguramente muchos considerarían aburrido o intolerablemente lento. No los culpo; El Inspector Bellamy no es para todos los gustos, pero la presencia de buenos actores y un misterio interesante respaldan su anacrónico estilo, que en sus mejores momentos conjura ese raro estado de "realidad" ficticia, donde nos sentimos parte de la historia, y no solo espectadores de un artificio creado para nuestro entretenimiento (?).

Quizás parece que estoy esforzándome por encontrar virtudes en esta lenta película, pero en realidad me pareció una experiencia fascinante, que recomendaría para espectadores pacientes con deseos de ver una faceta distinta del cine policíaco, donde los crímenes no se resuelven con persecuciones, balaceras y visitas al "strip club", sino con amenas pláticas de sobremesa, plácidos interrogatorios en la tienda de artículos para el hogar y relajantes masajes de pies. El Inspector Bellamy no me convirtió en fan de Chabrol, ni me inspiró a hacerme devoto del "nouvelle vague"; pero me alegra haber saboreado esta rebanada de realismo francés que sirvió para "limpiar el paladar" del ruidoso cine norteamericano que forma gran parte de mi dieta fílmica. Además, siempre es bueno ver a una estrella de cine que también usa tallas extras (Shrek no cuenta, pues su ropa se hace a la medida).
Calificación: 7.5